28/05/2018, 21:53
(Última modificación: 28/05/2018, 21:53 por Uchiha Akame.)
Datsue verbalizó los pensamientos de Akame antes de que este último pudiera hacerlo. La situación le había cogido por sorpresa, igual que a su compadre, y ahora el jōnin simplemente examinaba la escena.
«Parece claro que esta gente ha sufrido mucho, están malheridos, su estado es deplorable y cargan con pocas posesiones... Probablemente lo único que les dio tiempo a coger antes de... ¿Huir?»
Pronto la mujer resolvió las dudas que ambos shinobi se estaban planteando.
—Ay, mozos, que nuestra única culpa ha sido vivir al servicio del señor equivocado... —se lamentó ella, mientras la niña miraba absorta a Datsue—. Makoto Kuranosuke-sama se declaró por encima de Toritaka Iekatsu-sama, y juró tomar sus tierras. El señor de Rōkoku se enfureció, y mandó a sus guerreros a sembrar la semilla del ejemplo en los corazones de todos los Makoto y sus súbditos —aseguró, compungida—. ¡Ahora nuestro hogar está arrasado! ¡Quemado, quemado hasta los cimientos!
La niña se asustó ante las trágicas exclamaciones de su madre, y empezó a llorar.
—No nos quedó más opción que huir, huir lejos... Dicen que en Tanzaku Gai, la gran capital, hay mucho trabajo. Pero nunca podré salir adelante teniendo que alimentar otra boca aparte de la mía, así que busco a alguien que pueda asegurarle un futuro decente a mi pequeña niña.
«Parece claro que esta gente ha sufrido mucho, están malheridos, su estado es deplorable y cargan con pocas posesiones... Probablemente lo único que les dio tiempo a coger antes de... ¿Huir?»
Pronto la mujer resolvió las dudas que ambos shinobi se estaban planteando.
—Ay, mozos, que nuestra única culpa ha sido vivir al servicio del señor equivocado... —se lamentó ella, mientras la niña miraba absorta a Datsue—. Makoto Kuranosuke-sama se declaró por encima de Toritaka Iekatsu-sama, y juró tomar sus tierras. El señor de Rōkoku se enfureció, y mandó a sus guerreros a sembrar la semilla del ejemplo en los corazones de todos los Makoto y sus súbditos —aseguró, compungida—. ¡Ahora nuestro hogar está arrasado! ¡Quemado, quemado hasta los cimientos!
La niña se asustó ante las trágicas exclamaciones de su madre, y empezó a llorar.
—No nos quedó más opción que huir, huir lejos... Dicen que en Tanzaku Gai, la gran capital, hay mucho trabajo. Pero nunca podré salir adelante teniendo que alimentar otra boca aparte de la mía, así que busco a alguien que pueda asegurarle un futuro decente a mi pequeña niña.