3/09/2015, 16:01
(Última modificación: 3/09/2015, 16:03 por Uzumaki Eri.)
Cuando sintió la puerta abrirse, Eri no dudó en darse la vuelta y dejar de cocinar lo que estaba cocinando, que no era más que un caldo que dejó haciéndose. Pero antes de poder dejarlo escuchó un golpe y un murmullo casi inaudible.
-¿Nabi-kun? - Preguntó, con un tono de voz que parecía asustado.
Se acercó rápidamente, observando como Nabi acariciaba pausadamente a Mike, y el can movía el rabo con felicidad mientras tenía la lengua fuera, disfrutando del contacto que el Uchiha le proporcionaba. Entonces la joven de cabellos azules se arrodilló, quedando a la altura del rubio, y estiró ambas manos para coger al perro y que éste dejase de molestar al herido.
- Venga Mike, deja descansar a Nabi un poco, te he preparado algo de comer, así que ve a comerlo, ¿vale? - La joven intentaba comunicarse con el animal, aun sabiendo que fuese difícil. Sin embargo el can levantó ambas orejas, ladró de forma aguda, y se levantó de un salto del regazo de la kunoichi del remolino, dando pequeños saltitos, mientras se acercaba al pequeño plástico que separaba la comida que le había preparado la joven del frío suelo, comenzando a comer nada más llegar.
Entonces la joven giró la cabeza para centrarse en el chico que reposaba en el suelo, se fijó en la herida que tenía vendada en la pierna, y suspiró, intentando atar cabos de cómo pudo terminar en el suelo por culpa de Mike. Se levantó y luego, de cuclillas, cogió el brazo izquierdo de Nabi, pasándoselo por detrás de los hombros y con toda la fuerza que tenía, levantarlo y ayudarlo a llegar al sofá, para que pudiese estar cómodo y también que pusiese en reposo la pierna.
- No deberías haberte levantado, con esa herida deberías haberte quedado en la cama. - Le reprochó, señalando su pierna. - Además, llegaste muy cansado... - Suspiró, ahora con el tono de voz más bajo.
Con cuidado, la joven de cabellos azules se sentó al lado del chico, y lo miró fijamente durante un par de segundos, hasta que después relajó su expresión, dirigiendo la vista al suelo un momento antes de cerrar los ojos. Entonces, con total delicadeza, echó su cabeza en el hombro del chico, mientras que subía su mano derecha para pasarla por detrás de su cuello, intentando difícilmente darle un abrazo al joven Uchiha.
''No sabes el miedo que he pasado cuando te he visto así, tonto...''
Pero sus pensamientos se quedaron ahí, en su mente, sin poder salir. No quería parecer débil ante el chico, no después de todo lo que había cambiado. Era un Nabi más serio, mucho más serio de lo que ella pudo llegar a conocer, y con más secretos de los que ella sabía. Reprimió una lágrima mientras se ocultaba en el hueco que se encontraba entre su hombro y su cabeza.
- No quiero volver a perderte. - Susurró, con un hilo de voz, una de las reprimidas lágrimas salió, cayendo sobre el hombro desnudo del shinobi.
-¿Nabi-kun? - Preguntó, con un tono de voz que parecía asustado.
Se acercó rápidamente, observando como Nabi acariciaba pausadamente a Mike, y el can movía el rabo con felicidad mientras tenía la lengua fuera, disfrutando del contacto que el Uchiha le proporcionaba. Entonces la joven de cabellos azules se arrodilló, quedando a la altura del rubio, y estiró ambas manos para coger al perro y que éste dejase de molestar al herido.
- Venga Mike, deja descansar a Nabi un poco, te he preparado algo de comer, así que ve a comerlo, ¿vale? - La joven intentaba comunicarse con el animal, aun sabiendo que fuese difícil. Sin embargo el can levantó ambas orejas, ladró de forma aguda, y se levantó de un salto del regazo de la kunoichi del remolino, dando pequeños saltitos, mientras se acercaba al pequeño plástico que separaba la comida que le había preparado la joven del frío suelo, comenzando a comer nada más llegar.
Entonces la joven giró la cabeza para centrarse en el chico que reposaba en el suelo, se fijó en la herida que tenía vendada en la pierna, y suspiró, intentando atar cabos de cómo pudo terminar en el suelo por culpa de Mike. Se levantó y luego, de cuclillas, cogió el brazo izquierdo de Nabi, pasándoselo por detrás de los hombros y con toda la fuerza que tenía, levantarlo y ayudarlo a llegar al sofá, para que pudiese estar cómodo y también que pusiese en reposo la pierna.
- No deberías haberte levantado, con esa herida deberías haberte quedado en la cama. - Le reprochó, señalando su pierna. - Además, llegaste muy cansado... - Suspiró, ahora con el tono de voz más bajo.
Con cuidado, la joven de cabellos azules se sentó al lado del chico, y lo miró fijamente durante un par de segundos, hasta que después relajó su expresión, dirigiendo la vista al suelo un momento antes de cerrar los ojos. Entonces, con total delicadeza, echó su cabeza en el hombro del chico, mientras que subía su mano derecha para pasarla por detrás de su cuello, intentando difícilmente darle un abrazo al joven Uchiha.
''No sabes el miedo que he pasado cuando te he visto así, tonto...''
Pero sus pensamientos se quedaron ahí, en su mente, sin poder salir. No quería parecer débil ante el chico, no después de todo lo que había cambiado. Era un Nabi más serio, mucho más serio de lo que ella pudo llegar a conocer, y con más secretos de los que ella sabía. Reprimió una lágrima mientras se ocultaba en el hueco que se encontraba entre su hombro y su cabeza.
- No quiero volver a perderte. - Susurró, con un hilo de voz, una de las reprimidas lágrimas salió, cayendo sobre el hombro desnudo del shinobi.