31/05/2018, 12:13
—Como le estuve diciendo ayer a Ayame —respondió Daruu—, actualmente soy un ninja del tipo ofensivo. Pienso que me vendrían bien algunas lecciones en Genjutsu para aumentar mi versatilidad, en combate y fuera de él.
Zetsuo entrecerró ligeramente los ojos, pensativo, mientras observaba cómo su pupilo apoyaba la mano en el suelo y se reincorporaba. Le miró directamente a los ojos, con aquellos ojos que antaño le miraban con sorna y burla continuamente... Pero en el rostro de Daruu, aquellos ojos purpúreos adquirían un nuevo brillo de determinación. Y aunque podría haberse adentrado en la mente del muchacho con total facilidad no lo hizo. Simplemente dejó que se expresara con sus propias palabras. Después de todo, en aquellas condiciones no iba a mentirle por lo que no era necesario utilizar su habilidad.
—Creo que la última vez que entrenamos habían... factores externos que influyeron en cómo lo hicimos —añadió, y el Jōnin frunció el ceño—. Cuando ocurrió lo de aquellos malditos Kajitsu, no volví a pedirte continuar.
»El Byakugan proporcionaba una buena ventaja contra los Genjutsu, y también me hacía tener más cartas en la baraja. Pero cuando lo perdí me quedé sin ellas. Eres el único experto en Genjutsu que conozco y ya me enseñaste, así que pensé...
Zetsuo cuadró los hombros, con los brazos aún cruzados sobre el pecho. Mudo y pensativo comenzó a recorrer la sala de entrenamiento de arriba a abajo con la mirada de sus ojos aguamarina fijos en ninguna parte en particular.
—Es curioso. Ayame también me ha estado pidiendo ayuda con el Genjutsu en las últimas semanas —comentó de pasada, rodeando a Daruu. Y sus afilados ojos de águila se clavaron entonces en él—. Ella ya sabe que puedo llegar a ser bastante exigente, y pese a su escasa fuerza de voluntad ha demostrado que puede ser terca como una mula. No se ha rendido, pese a que no he tenido ningún tipo de compasión con ella y he castigado su mente hasta la extenuación. ¿Pero qué hay de ti, Amedama? ¿Serás capaz de soportarlo?
Zetsuo entrecerró ligeramente los ojos, pensativo, mientras observaba cómo su pupilo apoyaba la mano en el suelo y se reincorporaba. Le miró directamente a los ojos, con aquellos ojos que antaño le miraban con sorna y burla continuamente... Pero en el rostro de Daruu, aquellos ojos purpúreos adquirían un nuevo brillo de determinación. Y aunque podría haberse adentrado en la mente del muchacho con total facilidad no lo hizo. Simplemente dejó que se expresara con sus propias palabras. Después de todo, en aquellas condiciones no iba a mentirle por lo que no era necesario utilizar su habilidad.
—Creo que la última vez que entrenamos habían... factores externos que influyeron en cómo lo hicimos —añadió, y el Jōnin frunció el ceño—. Cuando ocurrió lo de aquellos malditos Kajitsu, no volví a pedirte continuar.
»El Byakugan proporcionaba una buena ventaja contra los Genjutsu, y también me hacía tener más cartas en la baraja. Pero cuando lo perdí me quedé sin ellas. Eres el único experto en Genjutsu que conozco y ya me enseñaste, así que pensé...
Zetsuo cuadró los hombros, con los brazos aún cruzados sobre el pecho. Mudo y pensativo comenzó a recorrer la sala de entrenamiento de arriba a abajo con la mirada de sus ojos aguamarina fijos en ninguna parte en particular.
—Es curioso. Ayame también me ha estado pidiendo ayuda con el Genjutsu en las últimas semanas —comentó de pasada, rodeando a Daruu. Y sus afilados ojos de águila se clavaron entonces en él—. Ella ya sabe que puedo llegar a ser bastante exigente, y pese a su escasa fuerza de voluntad ha demostrado que puede ser terca como una mula. No se ha rendido, pese a que no he tenido ningún tipo de compasión con ella y he castigado su mente hasta la extenuación. ¿Pero qué hay de ti, Amedama? ¿Serás capaz de soportarlo?