31/05/2018, 19:11
Nabi la miró de forma extrañada y comenzó a hablar de nuevo, respondiéndole de la misma forma que ella había hecho segundos antes. Su sonrisa se fue ampliando cada vez más, con cada palabra que salía de la boca del Inuzuka y hacía que unas pequeñas y diminutas mariposas saliesen a revolotear en su estómago.
—Tú eres capaz de escucharme y ayudarme más allá del dinero o del beneficio que saques de todo eso, no hay mucha gente así en el mundo. Eres la persona en la que más confío con diferencia.
El primer fuego artificial explotó en el cielo como las mariposas en el estómago de la kunoichi, que, de forma extraña, no dejó de mirar a Nabi a los ojos mientras él le decía que era especial, de alguna manera.
— Bueno, yo sin ti ni siquiera estaría aquí. Estaría en mi casa perdiendo el tiempo.
Y bueno, ahí fue cuando Nabi volvió a ser Nabi. Ella soltó una carcajada, y luego negó para posar por fin sus ojos en los fuegos. Eran preciosos y se veían tan bien desde allí que por primera vez en mucho tiempo los disfrutó, como cuando los veía de pequeña junto a su madre y a sus hermanos.
Sin soltar la mano de Nabi, llevó sus piernas a su pecho y apoyó su cabeza contra ellas, la cual se iluminaba de diversos colores cuando los fuegos explotaban en el cielo e iluminaban toda su preciada villa.
—Probablemente Stuffy estaría dando saltos de miedo al escuchar esto... —bromeó ella —. Pero sin duda son bonitos.
—Tú eres capaz de escucharme y ayudarme más allá del dinero o del beneficio que saques de todo eso, no hay mucha gente así en el mundo. Eres la persona en la que más confío con diferencia.
El primer fuego artificial explotó en el cielo como las mariposas en el estómago de la kunoichi, que, de forma extraña, no dejó de mirar a Nabi a los ojos mientras él le decía que era especial, de alguna manera.
— Bueno, yo sin ti ni siquiera estaría aquí. Estaría en mi casa perdiendo el tiempo.
Y bueno, ahí fue cuando Nabi volvió a ser Nabi. Ella soltó una carcajada, y luego negó para posar por fin sus ojos en los fuegos. Eran preciosos y se veían tan bien desde allí que por primera vez en mucho tiempo los disfrutó, como cuando los veía de pequeña junto a su madre y a sus hermanos.
Sin soltar la mano de Nabi, llevó sus piernas a su pecho y apoyó su cabeza contra ellas, la cual se iluminaba de diversos colores cuando los fuegos explotaban en el cielo e iluminaban toda su preciada villa.
—Probablemente Stuffy estaría dando saltos de miedo al escuchar esto... —bromeó ella —. Pero sin duda son bonitos.