31/05/2018, 22:01
Tras atender a aquel médico, Yuki Yuji volvió a su tarea de estar de capa caída mientras rellenaba los papeles que tenía que entregar antes de terminar su turno, ordenar las misiones completadas aquella semana y recordar lo mucho que extrañaba a su hermano. Suspiró, aquello no era sano para él.
—Hola, soy Karamaru, del clan Habaki. Vengo a solicitar una misión.
—Buenos días, Karamaru-san —saludó el Yuki, volviendo a adoptar una posición más recta en su asiento. Antes de poder hablar o preguntar por qué buscaba exactamente con misión, él comenzó solo con su monólogo.
—Ya sabes, ¿No? Que dentro de poco estarán los exámenes para chuunin y yo me voy a presentar. Así que quiero estar bien preparado, y llegar a un buen nivel, por eso vengo a pedir una misión para entrenarme, ¿Sabes? Porque por más que me entrene solo, o busque algún combate de entrenamiento, nunca es la misma presión que cumplir con un trabajo oficial. —aquello le levantó levemente el ánimo al encargado, un ninja buscando más entrenamiento para poder ascender, sí señor, eso era lo que necesitaba —. Tenemos que dejar a Yui en buen lugar, ¿No?
—¡Ese es el espíritu! —señaló Yuki, por fin dejando ver una sonrisa en su bronceado rostro —. Creo que tengo la misión perfecta para ti —esta vez al abrir un cajón decidió tomar el primero de todos, tomando un pergamino enrollado con el símbolo de Amegakure.