31/05/2018, 22:36
— No, ya te acompaño yo, que tú ya has venido hasta mi casa a buscarme.
—Está bien —cedió ella, y comenzó a caminar dirección hacia su casa, la cual quedaba a unas cuantas calles de allí así que tendrían un rato para disfrutar de la noche veraniega en la que se encontraban.
Todavía había jaleo por las calles gracias al festival, algunos niños correteaban al rededor de sus padres, otros pedían a gritos irse a dormir a su cama mientras sus progenitores pasaban de ellos porque su charla era mucho más interesante. Jóvenes yendo y viniendo del Jardín de los Cerezos, incluso ancianos sentados por los bancos hablando amenamente.
— ¿Quieres un helado o algo para el camino? Aún tengo algo de dinero.
—Bueno... Me apetecería uno de hielo —admitió ella —. ¿Todavía venderán los que se parten en dos? Nunca he compartido ninguno.
Y un cuerno, los había compartido, pero quería compartir uno con Nabi.
—Está bien —cedió ella, y comenzó a caminar dirección hacia su casa, la cual quedaba a unas cuantas calles de allí así que tendrían un rato para disfrutar de la noche veraniega en la que se encontraban.
Todavía había jaleo por las calles gracias al festival, algunos niños correteaban al rededor de sus padres, otros pedían a gritos irse a dormir a su cama mientras sus progenitores pasaban de ellos porque su charla era mucho más interesante. Jóvenes yendo y viniendo del Jardín de los Cerezos, incluso ancianos sentados por los bancos hablando amenamente.
— ¿Quieres un helado o algo para el camino? Aún tengo algo de dinero.
—Bueno... Me apetecería uno de hielo —admitió ella —. ¿Todavía venderán los que se parten en dos? Nunca he compartido ninguno.
Y un cuerno, los había compartido, pero quería compartir uno con Nabi.