1/06/2018, 16:55
El encargado escuchó atentamente lo que Mogura decía, y tras un breve asentimiento, vio al médico irse por aquel mapa. El Yuki se echó contra el cómodo asiento de cuero que tenía y se permitió unos segundos para continuar con sus labores de encargado.
Tras unos minutos le sorprendió un animado genin experimentado pidiéndole una misión D que le dio con gusto, pues pocas personas tan animadas le visitaban tan a menudo, y su misión no parecía muy complicada, así que tras su marcha se quedó pensando en lo peculiares y diferentes shinobi que venían a pedir misiones a lo largo del día.
Un rato después donde le dio tiempo a terminar un par de documentos y rellenar otros tantos, Mogura volvió a aparecer por la puerta.
—Este es el mapa. Preciso la ubicación de la casa, por favor.
—Claro —afirmó él desplegando el mapa que le había tendido. Tras unos segundos de consulta mental y tomando un lápiz por si Mogura no quería que su mapa fuera manchado, le señaló con un círculo la ubicación del lugar —a penas unos kilómetros de Shinogi-To, tres para ser exactos. Luego le marcó el camino que los chicos siguieron para llegar allí: no tenía pérdida, era un camino de piedra un poco emborronado por la lluvia, pero marcado bastante bien y rodeado de frondosos bosques. —. ¿Algo más, Mogura-san? —cuestionó.
Tras unos minutos le sorprendió un animado genin experimentado pidiéndole una misión D que le dio con gusto, pues pocas personas tan animadas le visitaban tan a menudo, y su misión no parecía muy complicada, así que tras su marcha se quedó pensando en lo peculiares y diferentes shinobi que venían a pedir misiones a lo largo del día.
Un rato después donde le dio tiempo a terminar un par de documentos y rellenar otros tantos, Mogura volvió a aparecer por la puerta.
—Este es el mapa. Preciso la ubicación de la casa, por favor.
—Claro —afirmó él desplegando el mapa que le había tendido. Tras unos segundos de consulta mental y tomando un lápiz por si Mogura no quería que su mapa fuera manchado, le señaló con un círculo la ubicación del lugar —a penas unos kilómetros de Shinogi-To, tres para ser exactos. Luego le marcó el camino que los chicos siguieron para llegar allí: no tenía pérdida, era un camino de piedra un poco emborronado por la lluvia, pero marcado bastante bien y rodeado de frondosos bosques. —. ¿Algo más, Mogura-san? —cuestionó.