1/06/2018, 19:27
Karma reconoció a la encargada de inmediato. Esbozó una expresión de sorpresa que no tardó en dar paso a una de amabilidad, acompañada de una sonrisa.
—Estoy bien, a ver si me gano un ascenso pronto —bromeó, entonces tomó el pergamino—. ¡Muchas gracias!
La kunoichi le dedicó una breve reverencia a la encargada y se retiró, dando paso al siguiente integrante de la cola.
Karma salió al exterior y se alejó unos pocos pasos de la puerta de bambú antes de desenrollar el pergamino y desentrañar sus secretos. Leyó el contenido con rapidez, haciendo gala de cierta agilidad y comprensión lectora. Al fin y al cabo no había demasiada información que procesar.
«¿Hacer de canguro? Por Izanami, espero que sea un niño tranquilo...», pensó. Trató de no lanzar por la borda el buen ánimo con el que había comenzado la mañana sin ni siquiera haber empezado la misión todavía. Guardó el pergamino en el interior de su portador de objetos y se puso en marcha.
Su primer objetivo: dar con la dirección indicada en el referido.
—Estoy bien, a ver si me gano un ascenso pronto —bromeó, entonces tomó el pergamino—. ¡Muchas gracias!
La kunoichi le dedicó una breve reverencia a la encargada y se retiró, dando paso al siguiente integrante de la cola.
Karma salió al exterior y se alejó unos pocos pasos de la puerta de bambú antes de desenrollar el pergamino y desentrañar sus secretos. Leyó el contenido con rapidez, haciendo gala de cierta agilidad y comprensión lectora. Al fin y al cabo no había demasiada información que procesar.
«¿Hacer de canguro? Por Izanami, espero que sea un niño tranquilo...», pensó. Trató de no lanzar por la borda el buen ánimo con el que había comenzado la mañana sin ni siquiera haber empezado la misión todavía. Guardó el pergamino en el interior de su portador de objetos y se puso en marcha.
Su primer objetivo: dar con la dirección indicada en el referido.