3/06/2018, 17:07
Kaido se golpeó la frente con la palma de su mano, como si acabara de caer en la cuenta de algo que era rematadamente obvio. Aunque tampoco era tan extraño que no se hubiera dado cuenta de que Karoi era el tío de Ayame; después de todo, no se parecían demasiado en el físico.
—Pues cuando vuelvas a ver a tu tío, dile que le invito a tomar una cerveza o algo. Por eso de agradecerle la mano que me echó allá en la cueva —dijo, guiñándole el ojo.
Pero ella había torcido el gesto en un profundo gesto de desaprobación.
«Alcohol...» Pensó.
—Sí... se lo diré —respondió, sin embargo. Por mucho que le desagradara el alcohol, y más aún ver a un Hōzuki bebiendo, no era quien para no enviar un mensaje de un amigo.
—Y mientras no esté él, podemos entrenar tú y yo —añadió el Tiburón, levantándose al fin y comenzando a estirar los músculos—. ¿Qué te parece?
—Me parece perfectísimo —respondió ella, y en aquella ocasión esbozó una gran sonrisa—. Estoy deseando ver qué sorpresas puede tener bajo la manga otro Hōzuki.
—Seguro que aprendemos mucho sobre el otro, Ayame-chan.
Ella flexionó ligeramente los músculos, preparándose para la acción inminente, mientras sus ojos se clavaban en su oponente. Umikiba Kaido. No sabía gran cosa de su método de combate, pues ni siquiera le había podido ver en acción durante el torneo. Aquella ignorancia era una carta en su contra, pues él si debía haberla visto a ella. Por otra parte, no estaba acostumbrada a combatir con otras personas que no fueran Daruu...
Tendría que tener mucho cuidado.