4/06/2018, 16:46
(Última modificación: 4/06/2018, 16:46 por Uchiha Akame.)
Sin embargo, lo que estaba a punto de hacer el calvo de la Lluvia no lo habría podido preveer —en su fondo— ni el más agudo de los Sharingan.
Akame recortaba distancias con su oponente cuando éste decidió lanzarle un par de kunais. Gracias a su Kekkei Genkai, el Uchiha pudo analizar sin problema la trayectoria de los cuchillos voladores para determinar que ninguno llegaría a impactarle, ni siquiera por poco. Karamaru tampoco había usado ninguna otra técnica o truco similar; «¿qué demonios? ¿Acaso el cansancio ha hecho tanta mella en su puntería?»
Pero ahí no quedaba la cosa. Acumulando chakra en sus piernas y lanzándose hacia delante con un impulso de energía, el amejin estiró una pierna hacia delante buscando impactar a Akame... ¿O no?
«¿¡Pero qué...!?»
La inesperada estrategia del calvo cogió totalmente por sorpresa al jōnin, que antes de poder voltearse para encarar a su enemigo, sintió una dolorosa punzada donde la espalda pierde su nombre...
—¡UAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRGGGGGGGGGGG!
Akame cayó hacia delante, derribado sin remedio por la sucia —metafórica y literalmente— técnica de su rival. Cuando su rostro besó el suelo, el Uchiha trató de llevarse ambas manos a la espalda para evaluar los daños; y advirtió entonces que se estaba cagando encima sin remedio. Tenía la zona pélvica adormecida, y sus músculos anales se habían relajado demasiado. Estaba completamente inutilizado.
Sin embargo, y para sorpresa de ambos ninjas, antes de que Karamaru pudiera celebrar el éxito de su maniobra, unos inesperados invitados hicieron acto de presencia en la escena. Una bomba de humo explotó en mitad del pequeño claro entre las raíces del Árbol Sagrado, oscureciendo por completo la vista de ambos shinobi.
Akame recortaba distancias con su oponente cuando éste decidió lanzarle un par de kunais. Gracias a su Kekkei Genkai, el Uchiha pudo analizar sin problema la trayectoria de los cuchillos voladores para determinar que ninguno llegaría a impactarle, ni siquiera por poco. Karamaru tampoco había usado ninguna otra técnica o truco similar; «¿qué demonios? ¿Acaso el cansancio ha hecho tanta mella en su puntería?»
Pero ahí no quedaba la cosa. Acumulando chakra en sus piernas y lanzándose hacia delante con un impulso de energía, el amejin estiró una pierna hacia delante buscando impactar a Akame... ¿O no?
«¿¡Pero qué...!?»
La inesperada estrategia del calvo cogió totalmente por sorpresa al jōnin, que antes de poder voltearse para encarar a su enemigo, sintió una dolorosa punzada donde la espalda pierde su nombre...
—¡UAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRGGGGGGGGGGG!
Akame cayó hacia delante, derribado sin remedio por la sucia —metafórica y literalmente— técnica de su rival. Cuando su rostro besó el suelo, el Uchiha trató de llevarse ambas manos a la espalda para evaluar los daños; y advirtió entonces que se estaba cagando encima sin remedio. Tenía la zona pélvica adormecida, y sus músculos anales se habían relajado demasiado. Estaba completamente inutilizado.
Sin embargo, y para sorpresa de ambos ninjas, antes de que Karamaru pudiera celebrar el éxito de su maniobra, unos inesperados invitados hicieron acto de presencia en la escena. Una bomba de humo explotó en mitad del pequeño claro entre las raíces del Árbol Sagrado, oscureciendo por completo la vista de ambos shinobi.