7/06/2018, 01:27
De pronto, Aotsuki Ayame y Umikiba Kaido aguardaban el inicio de la caldeada batalla que estaba por suscitarse. Pisando parcelas de hormigón y concreto que componían aquella gran plataforma que se erguía por sobre el lago de Amegakure, que tendría al menos séis metros tanto de ancho como de largo y cuyos cuatro pilares de soporte principales se perdías en una caída de unos cuatro metros hasta tocar la calma superficie del lago.
Kaido dio un paso. Luego otro; mientras las mareas de sus ojos se cruzaba con los de Ayame. A su alrededor no más que un espacio abierto sin obstáculos, perfecto para un enfrentamiento directo. Sin trucos, ni tretas baratas.
Finalmente, el Tiburón le sonrió al Agua.
—Veamos cómo está tu Taijutsu, prima.
Al escualo le bastó con flexionar una rodilla, y dar una fuerte zancada con el apoyo contiguo de su pie izquierdo. Comerse la corta distancia que podía separarles en ese entonces no le urgiría ningún esfuerzo, aunque para ella tampoco lo sería el poder percibir su acercamiento. Después de todo, fue bastante brusco, y así también lo fue el primer ataque del escualo.
Su brazo izquierdo que, en arrojo, trataría de golpear la costilla derecha de su contrincante. Y el derecho, en una combinación típica de la lucha tradicional, que se alzó en un uppercut hacia la mandíbula de Ayame.
Kaido dio un paso. Luego otro; mientras las mareas de sus ojos se cruzaba con los de Ayame. A su alrededor no más que un espacio abierto sin obstáculos, perfecto para un enfrentamiento directo. Sin trucos, ni tretas baratas.
Finalmente, el Tiburón le sonrió al Agua.
—Veamos cómo está tu Taijutsu, prima.
Al escualo le bastó con flexionar una rodilla, y dar una fuerte zancada con el apoyo contiguo de su pie izquierdo. Comerse la corta distancia que podía separarles en ese entonces no le urgiría ningún esfuerzo, aunque para ella tampoco lo sería el poder percibir su acercamiento. Después de todo, fue bastante brusco, y así también lo fue el primer ataque del escualo.
Su brazo izquierdo que, en arrojo, trataría de golpear la costilla derecha de su contrincante. Y el derecho, en una combinación típica de la lucha tradicional, que se alzó en un uppercut hacia la mandíbula de Ayame.