6/09/2015, 16:51
(Última modificación: 6/09/2015, 16:51 por Amedama Daruu.)
Afortunadamente, Ayame se rió, y los músculos de Daruu se relajaron un tanto y le devolvieron una sonrisa que bailaba entre las dos partes de la linea imaginaria entre la amabilidad y la disculpa. Por lo visto a Kori no le pasaba nada en especial, sólo que era un chico muy serio. Joder, y tan serio, pensaba él, que nunca lo había visto sonreír, a pesar de que ella asegurase que sabía hacerlo en una nueva carcajada. Daruu se rió también.
—Lo que sí que he notado es que está muy... frío —dijo—. No al tocarlo, no, bueno, supongo que también. Digo que cuando está cerca, hace más frío. Es impresionante.
No sólo estaba expresando lo que pensaba, sino también comprobaba que no se trataba sólo de su imaginación.
Se dio la vuelta y echó a andar hacia el centro de la plazoleta en la que estaban mientras observaba el cielo, dejándose empapar por la lluvia y dándole vueltas a una idea un tanto loca.
—¿Sabes? Mi madre siempre le decía a mi padre que sólo había un jonin tan fuerte como él, aparte de la Arashikage, y él siempre, siempre se enfadaba al escuchar su nombre. Él no lo entendía, él creía que era el mejor. Pero por lo visto tenía alguien con quien rivalizaba.
No paraba de referirse a él en pasado. Seguramente Ayame ya supiera que su padre estaba muerto, y si no lo sabía, no tenía ninguna gana de decirlo abiertamente.
—Aotsuki Zetsuo —anunció—. Me pregunto si estaremos a la altura de nuestros padres.
—Lo que sí que he notado es que está muy... frío —dijo—. No al tocarlo, no, bueno, supongo que también. Digo que cuando está cerca, hace más frío. Es impresionante.
No sólo estaba expresando lo que pensaba, sino también comprobaba que no se trataba sólo de su imaginación.
Se dio la vuelta y echó a andar hacia el centro de la plazoleta en la que estaban mientras observaba el cielo, dejándose empapar por la lluvia y dándole vueltas a una idea un tanto loca.
—¿Sabes? Mi madre siempre le decía a mi padre que sólo había un jonin tan fuerte como él, aparte de la Arashikage, y él siempre, siempre se enfadaba al escuchar su nombre. Él no lo entendía, él creía que era el mejor. Pero por lo visto tenía alguien con quien rivalizaba.
No paraba de referirse a él en pasado. Seguramente Ayame ya supiera que su padre estaba muerto, y si no lo sabía, no tenía ninguna gana de decirlo abiertamente.
—Aotsuki Zetsuo —anunció—. Me pregunto si estaremos a la altura de nuestros padres.