14/06/2018, 21:43
Le estaba costando horrores no agitar su brazo y prepararlo para golpear; era peor que tratar de mantener bajo control a un corcel desbocado agarrándolo de las riendas.
Karma miró de arriba a abajo al genin, a su compañero de aldea y rango, ahora que lo tenía delante. Transcurrieron unos segundos de tenso silencio. La Kojima sonrió.
Era una sonrisa macabra, oscura como el Yomi. Su paciencia se estaba agotando. La kunoichi acostumbraba a proyectar una imagen de debilidad. Intimidar no era lo suyo, ni por carisma ni por aspecto peligroso. Pero cuando algún suceso la conducía a mostrar un retazo del escalofriante abismo que era su mente...
... no parecía que estuviera muy bien de la azotea.
—Ringo-san se viene conmigo. A - H - O - R - A —arrastró las palabras sin cambiar de expresión, acuchillando con la mirada al del protector, sus ojos unidos con los ajenos.
Karma miró de arriba a abajo al genin, a su compañero de aldea y rango, ahora que lo tenía delante. Transcurrieron unos segundos de tenso silencio. La Kojima sonrió.
Era una sonrisa macabra, oscura como el Yomi. Su paciencia se estaba agotando. La kunoichi acostumbraba a proyectar una imagen de debilidad. Intimidar no era lo suyo, ni por carisma ni por aspecto peligroso. Pero cuando algún suceso la conducía a mostrar un retazo del escalofriante abismo que era su mente...
... no parecía que estuviera muy bien de la azotea.
—Ringo-san se viene conmigo. A - H - O - R - A —arrastró las palabras sin cambiar de expresión, acuchillando con la mirada al del protector, sus ojos unidos con los ajenos.