14/06/2018, 22:01
Karma tenía razón en algo. Ya fuese por su aspecto, o por el —poco— carisma que desprendía su tan sola presencia, en aquellos momentos de su vida no era capaz de intimidar a nadie. No, al menos, con una simple mirada. Para hacerlo, tendría que recorrer el camino difícil. El de ganárselo a pulso con sus propias acciones.
Por eso, el genin se limitó a sonreír. Ringo, no obstante, sí captó su enfado, y algo en él le dijo que era buena idea obedecer. Se puso a su lado.
—Voy… —murmuró.
Al genin se le ensanchó todavía más la sonrisa, como si ya adivinase cuáles serían las palabras de su compañero.
—Eso es, vete a esconderte bajo las faldas de tu mamá. ¡Cómo haces siempre! —se carcajeó, y la carcajada que afloró en la garganta del genin fue todavía más grande.
—¿¡Cómo dices!?
—Uni, basta ya, joder —dijo entre risas—. Que me duele el estómago de tanto reír.
—¡Yo no necesito esconderme de nadie! ¿¡Me oyes!?
—Ya se ve, ya —le rebatió, mordaz, señalando a Karma con un gesto de cabeza—. Ahora hasta necesitas escolta para salir de casa. No me extraña que repitas tanto…
Por eso, el genin se limitó a sonreír. Ringo, no obstante, sí captó su enfado, y algo en él le dijo que era buena idea obedecer. Se puso a su lado.
—Voy… —murmuró.
Al genin se le ensanchó todavía más la sonrisa, como si ya adivinase cuáles serían las palabras de su compañero.
—Eso es, vete a esconderte bajo las faldas de tu mamá. ¡Cómo haces siempre! —se carcajeó, y la carcajada que afloró en la garganta del genin fue todavía más grande.
—¿¡Cómo dices!?
—Uni, basta ya, joder —dijo entre risas—. Que me duele el estómago de tanto reír.
—¡Yo no necesito esconderme de nadie! ¿¡Me oyes!?
—Ya se ve, ya —le rebatió, mordaz, señalando a Karma con un gesto de cabeza—. Ahora hasta necesitas escolta para salir de casa. No me extraña que repitas tanto…