15/06/2018, 18:15
Bufó.
Sí que se asemejaban a un par de hermanos enzarzados en una riña; cualquiera que pasara por allí podría confundirlos. Aunque claro, a nivel físico no se parecían nada. En cualquiera de los casos, la kunoichi tenía otras cavilaciones en mente, muy distintas a qué tipo de relación se podía deducir a partir de sus interacciones.
«¡Sensei esto, sensei lo otro! ¡Y el chiquillo se considera un genio de verdad! Por Izanami, quizás SÍ necesitaba que le diera una paliza y le dijera que todos sus seres queridos van a morir antes o después». Ladeó la cabeza. Se le hacía insólito que la trataran con tanto respeto y la llamasen sensei. Era indigna.
Al final tanta cabriola llevó a Ringo a besar el suelo con el trasero. Karma esbozó una amarga sonrisa. «Más que un genio yo diría que eres un lumbreras, Ringo-san».
—Vayamos por partes —dijo, instando a la calma—. Soy una genin, Ringo-san, no puedo ser tu sensei. Por muy bueno que seas o por mucho que el sistema esté mal diseñado, que no pienso que lo esté, si no eres capaz ni de graduarte nunca vas a llegar a Uzugake —la pura verdad, más contundente que una maza—. Y respecto al puñetazo, no es fuerza bruta. Bueno, a su manera lo es, pero no es fuerza bruta en el sentido habitual de la expresión...
»En realidad está todo en el dominio del chakra. ¿Conoces el cuerpo Iryō-Nin, no?
Sí que se asemejaban a un par de hermanos enzarzados en una riña; cualquiera que pasara por allí podría confundirlos. Aunque claro, a nivel físico no se parecían nada. En cualquiera de los casos, la kunoichi tenía otras cavilaciones en mente, muy distintas a qué tipo de relación se podía deducir a partir de sus interacciones.
«¡Sensei esto, sensei lo otro! ¡Y el chiquillo se considera un genio de verdad! Por Izanami, quizás SÍ necesitaba que le diera una paliza y le dijera que todos sus seres queridos van a morir antes o después». Ladeó la cabeza. Se le hacía insólito que la trataran con tanto respeto y la llamasen sensei. Era indigna.
Al final tanta cabriola llevó a Ringo a besar el suelo con el trasero. Karma esbozó una amarga sonrisa. «Más que un genio yo diría que eres un lumbreras, Ringo-san».
—Vayamos por partes —dijo, instando a la calma—. Soy una genin, Ringo-san, no puedo ser tu sensei. Por muy bueno que seas o por mucho que el sistema esté mal diseñado, que no pienso que lo esté, si no eres capaz ni de graduarte nunca vas a llegar a Uzugake —la pura verdad, más contundente que una maza—. Y respecto al puñetazo, no es fuerza bruta. Bueno, a su manera lo es, pero no es fuerza bruta en el sentido habitual de la expresión...
»En realidad está todo en el dominio del chakra. ¿Conoces el cuerpo Iryō-Nin, no?