17/06/2018, 00:42
«¡Rollo, dice!», espetó con indignación. Karma no solía expresarlo abiertamente, pero estaba orgullosa de los conocimientos de los que se le hicieron entrega —y se le seguirían haciendo— como Iryō-Nin que era. Claro que, no solía decirlo en alto porque otra parte de ella, muy negativa, le hacía sentir a diario que no se los merecía.
Ringo, por su parte, expresó su deseo de darse una vuelta en solitario. La kunoichi no tenía problemas con esa idea ahora que parecían estar de acuerdo. No obstante, no quería dejarlo marchar todavía, tenía una pregunta a la que dar matarile y otra, crucial, que formular de vuelta.
—Sí, mejor dejarlo hecho antes de que se haga más tarde, el caso es, espera —solicitó, para entonces llevarse la mano al portador de objetos, del que sacó la misma lista que le había escrito la madre del chico. La releyó—. ¿Tenéis por casa un libro llamado El Ninja Sabio? Tu madre quiere cambiarlo por otro, pero no dice ni dónde está el libro, ni dónde está el lugar al que tengo que ir a cambiarlo, ni qué otro libro quiere. El sitio se llama Kawarimi no Hon, ¿lo conoces?
Luego hablaría una vez más, independientemente de la respuesta de Ringo:
—Espero que no te metas en más problemas y no vuelvas muy tarde —expresó con un toque de severidad y los ojos entrecerrados.
Ringo, por su parte, expresó su deseo de darse una vuelta en solitario. La kunoichi no tenía problemas con esa idea ahora que parecían estar de acuerdo. No obstante, no quería dejarlo marchar todavía, tenía una pregunta a la que dar matarile y otra, crucial, que formular de vuelta.
—Sí, mejor dejarlo hecho antes de que se haga más tarde, el caso es, espera —solicitó, para entonces llevarse la mano al portador de objetos, del que sacó la misma lista que le había escrito la madre del chico. La releyó—. ¿Tenéis por casa un libro llamado El Ninja Sabio? Tu madre quiere cambiarlo por otro, pero no dice ni dónde está el libro, ni dónde está el lugar al que tengo que ir a cambiarlo, ni qué otro libro quiere. El sitio se llama Kawarimi no Hon, ¿lo conoces?
Luego hablaría una vez más, independientemente de la respuesta de Ringo:
—Espero que no te metas en más problemas y no vuelvas muy tarde —expresó con un toque de severidad y los ojos entrecerrados.