20/06/2018, 11:27
Mientras comían ninguno dijo nada, y cada uno fue terminando a su ritmo, poco a poco nada de comida se encontraba frente a ellos, y tras esperar a que su sensei terminase, éste habló sobre que tenían que proseguir con su pequeño entrenamiento.
— No se preocupen no tendrán que correr, ni saltar ni nada, no los voy a molestar con la digestión. Pero si voy a necesitar que vuelvan caminando al mismo lugar de donde partimos. O casi...
—Bien, suéltalo ya.
Kubo parecía impaciente, como si desease continuar. Lenna le dio un suave codazo mientras Kaji miraba a Karamaru con ojos expectantes.
— Quiero que tomen el mismo camino que usaron antes y se escondan. Yo los seguiré después de un rato y quiero ver si son capaces de poder darme un susto. Me dijeron que suelen ser un poco problemáticos en clases, así que tomarme desprevenido no debería de ser algo difícil para ustedes, ¿No?
Lenna formó una mueca divertida, y Kubo suspiró, derrotado. La chica conocía bien el lugar, y antes había hecho muchas trastadas, pero no se lo había esperado de alguien que se suponía era más maduro que ellos.
—¡Bien! —exclamó, emocionada —. Quédese aquí unos cinco minutos más mientras nosotros nos preparamos y luego acuda a la torre —explicó, luego se giró a sus compañeros—. Vosotros, vamos.
Y los tres dejaron corriendo el lugar.
— No se preocupen no tendrán que correr, ni saltar ni nada, no los voy a molestar con la digestión. Pero si voy a necesitar que vuelvan caminando al mismo lugar de donde partimos. O casi...
—Bien, suéltalo ya.
Kubo parecía impaciente, como si desease continuar. Lenna le dio un suave codazo mientras Kaji miraba a Karamaru con ojos expectantes.
— Quiero que tomen el mismo camino que usaron antes y se escondan. Yo los seguiré después de un rato y quiero ver si son capaces de poder darme un susto. Me dijeron que suelen ser un poco problemáticos en clases, así que tomarme desprevenido no debería de ser algo difícil para ustedes, ¿No?
Lenna formó una mueca divertida, y Kubo suspiró, derrotado. La chica conocía bien el lugar, y antes había hecho muchas trastadas, pero no se lo había esperado de alguien que se suponía era más maduro que ellos.
—¡Bien! —exclamó, emocionada —. Quédese aquí unos cinco minutos más mientras nosotros nos preparamos y luego acuda a la torre —explicó, luego se giró a sus compañeros—. Vosotros, vamos.
Y los tres dejaron corriendo el lugar.