21/06/2018, 12:29
La kunoichi llegó hasta el bullicioso mercado y se sumergió de cabeza en la terrenal tarea que era hacer la compra. Esa semana tendría que hacerla por duplicado: la suya propia, que ya había realizado previamente, y ahora la de la señora Yoshikawa.
Los fortuitos roces ajenos la incomodaban, pero la fémina ya había logrado dominar el arte de moverse entre multitudes sin dejarse llevar por su aversión al contacto físico no hostil —si es que se podían considerar como "no hostiles" a algunos de esos empujones—. Se limitaba a ignorar al resto de seres humanos con la cabeza gacha y sus pensamientos en otra parte según se ocupaba de esa tediosa tarea. Uno de ellos, mostrando una patente falta de educación, le dedicó un desagradable comentario tras placarla, a lo que Karma le respondió con sumisión:
—Lo siento.
Tras un tortuoso estrecho de tiempo, la genin había adquirido todo lo apuntado en la lista. Con El Ninja Sabio dentro de la bolsa de la compra, haciéndole compañía a los comestibles, la pelivioleta tanteó en busca de Kawarimi no Hon.
No resultó demasiado difícil dar con la ya mencionada. Estaba en un callejón, con un letrero grande y a la vista. Le echó un vistazo al escaparate con un halo de interés. «Claro, es una librería. Yo esperaba un club de lectura o algo así. ¡Pues tengo que venir a echar un vistazo en otro momento, cuando no esté de servicio!».
Se internó a buen paso. Primero se hizo con sus alrededores, para entonces buscar el mostrador, que en realidad estaba junto a ella. Quedó frente a la dueña.
—Buenos días —saludó con educación—. Me han encargado cambiar un libro por otro, ¿estoy en el lugar correcto?
Los fortuitos roces ajenos la incomodaban, pero la fémina ya había logrado dominar el arte de moverse entre multitudes sin dejarse llevar por su aversión al contacto físico no hostil —si es que se podían considerar como "no hostiles" a algunos de esos empujones—. Se limitaba a ignorar al resto de seres humanos con la cabeza gacha y sus pensamientos en otra parte según se ocupaba de esa tediosa tarea. Uno de ellos, mostrando una patente falta de educación, le dedicó un desagradable comentario tras placarla, a lo que Karma le respondió con sumisión:
—Lo siento.
Tras un tortuoso estrecho de tiempo, la genin había adquirido todo lo apuntado en la lista. Con El Ninja Sabio dentro de la bolsa de la compra, haciéndole compañía a los comestibles, la pelivioleta tanteó en busca de Kawarimi no Hon.
No resultó demasiado difícil dar con la ya mencionada. Estaba en un callejón, con un letrero grande y a la vista. Le echó un vistazo al escaparate con un halo de interés. «Claro, es una librería. Yo esperaba un club de lectura o algo así. ¡Pues tengo que venir a echar un vistazo en otro momento, cuando no esté de servicio!».
Se internó a buen paso. Primero se hizo con sus alrededores, para entonces buscar el mostrador, que en realidad estaba junto a ella. Quedó frente a la dueña.
—Buenos días —saludó con educación—. Me han encargado cambiar un libro por otro, ¿estoy en el lugar correcto?