1/07/2018, 15:06
Hida chasqueó la lengua, molesto. No era por encontrarse en una situación de aparente indefensión, con aquellas esposas supresoras de chakra cortando su flujo de energía espiritual y un jōnin del Remolino muy enfadado amenazándole sin tapujos —Uchiha, para más inri—. No, era porque a Kaguya Hida no le gustaba nada que le gritaran en la cara, del mismo modo que a Datsue no le agradaba recibir golpes en ese mismo sitio. Cada ninja, si sobrevivía lo suficiente, acababa por adquirir alguno de esos tics.
Y él había sobrevivido lo suficiente. Más que lo suficiente, dirían algunos. Tampoco planeaba morirse aquella noche, ni en una sala de interrogatorios en la Aldea Oculta del Remolino, no. Porque aquel hombre plagado de cicatrices tenía muy mala suerte en el juego, pero las Fortunas le sonreían en otros momentos de su vida... Como ese preciso instante.
Antes de que el mercenario pudiera abrir la boca, Datsue oyó la voz de Akame por el comunicador de su oreja.
—Compadre, ¿me escuchas? Repito, ¿me escuchas? —un momento de silencio—. Los he encontrado. Están en la sección norte de la fortaleza, casi bajo tus pies. Parece... Parece una especie de santuario. Hay estatuas quemadas por todos lados y la estructura está muy dañada. Están haciendo... Un ritual, o algo así. Date prisa, joder.
Hida esbozó una sonrisa torcida.
—Te voy a decir algo que no sepas, Uchiha Datsue... Si queréis tener alguna oportunidad de detener a esa mujer, vais a necesitar otro par de manos ninja.
Y él había sobrevivido lo suficiente. Más que lo suficiente, dirían algunos. Tampoco planeaba morirse aquella noche, ni en una sala de interrogatorios en la Aldea Oculta del Remolino, no. Porque aquel hombre plagado de cicatrices tenía muy mala suerte en el juego, pero las Fortunas le sonreían en otros momentos de su vida... Como ese preciso instante.
Antes de que el mercenario pudiera abrir la boca, Datsue oyó la voz de Akame por el comunicador de su oreja.
—Compadre, ¿me escuchas? Repito, ¿me escuchas? —un momento de silencio—. Los he encontrado. Están en la sección norte de la fortaleza, casi bajo tus pies. Parece... Parece una especie de santuario. Hay estatuas quemadas por todos lados y la estructura está muy dañada. Están haciendo... Un ritual, o algo así. Date prisa, joder.
Hida esbozó una sonrisa torcida.
—Te voy a decir algo que no sepas, Uchiha Datsue... Si queréis tener alguna oportunidad de detener a esa mujer, vais a necesitar otro par de manos ninja.