1/07/2018, 16:57
La joven sabía que aquello iba a llevar un rato, así que se había armado de paciencia con premeditación. Lo que la genin no esperaba es que la anciana fuese a denegar su petición de compra y lanzarle un discurso, escueto pero extremadamente lento, sobre el motivo personal por el que los libros de esa estantería concreta solo podían cambiarse.
Karma se sentía como si hubiese estado años de pie, mirando a la dueña, quieta como una estatua, a la espera de que su monólogo finalizara; los músculos oxidados por el desuso y su cabello violeta transformado en un tono níveo por la gran cantidad de telerañas que se habían tejido sobre él.
En realidad no había sido para tanto.
Y a decir verdad, la idea le gustaba a la apática kunoichi, le gustaba mucho. Cualquiera deseoso de extender el gozo de la lectura por el mundo —o la villa, al menos— no podía ser mala persona. Ese difunto hombre debía de haber sido grande, sin lugar a dudas.
—Ya veo. Entonces... —reflexionó durante unos instantes—. ¿Sería posible reservarlo un día o dos? Estoy muy interesada en este libro, pero ahora mismo solo llevo uno encima, y tengo otras tareas que me van a tener ocupada hasta mañana.
El problema tenía una solución muy simple: terminar la misión, pasarse por su hogar y tomar uno de sus propios ejemplares, volver hasta aquí y cambiarlo.
Karma se sentía como si hubiese estado años de pie, mirando a la dueña, quieta como una estatua, a la espera de que su monólogo finalizara; los músculos oxidados por el desuso y su cabello violeta transformado en un tono níveo por la gran cantidad de telerañas que se habían tejido sobre él.
En realidad no había sido para tanto.
Y a decir verdad, la idea le gustaba a la apática kunoichi, le gustaba mucho. Cualquiera deseoso de extender el gozo de la lectura por el mundo —o la villa, al menos— no podía ser mala persona. Ese difunto hombre debía de haber sido grande, sin lugar a dudas.
—Ya veo. Entonces... —reflexionó durante unos instantes—. ¿Sería posible reservarlo un día o dos? Estoy muy interesada en este libro, pero ahora mismo solo llevo uno encima, y tengo otras tareas que me van a tener ocupada hasta mañana.
El problema tenía una solución muy simple: terminar la misión, pasarse por su hogar y tomar uno de sus propios ejemplares, volver hasta aquí y cambiarlo.