2/07/2018, 00:00
¿Reservarlo un día o dos? ¿Un libro de los que se intercambiaban? Eso era del todo improcedente. La anciana levantó —efectivamente, con extrema lentitud—, un dedo. Luego, otro, como si estuviese dando forma a los días que le había pedido Karma para entenderlo mejor. Encogió un dedo. Lo volvió a levantar. La chica no había pedido un día. Ni dos. Había pedido un día o dos.
Eso era del todo confuso.
Pasados unos cuántos minutos, bajó la mano y asintió.
—Sí… —Una pausa enorme—. Te… lo… reservaré… un… día… —Otra pausa—. O… dos.
Eso era del todo confuso.
Pasados unos cuántos minutos, bajó la mano y asintió.
—Sí… —Una pausa enorme—. Te… lo… reservaré… un… día… —Otra pausa—. O… dos.