3/07/2018, 16:34
—¿Necesitas ayuda? —intervino Daigo, que se había acercado a la recién llegada para ofrecerle la mano para ayudarla a levantarse.
—N-No hace falta, puedo ponerme en pie sola —respondió ella, apoyándose en el tronco del árbol para reincorporarse. Se sacudió el vestido, aunque fue inútil. Sólo consiguió deshacerse de los fragmentos de barro más grandes, pero las manchas permanecieron en la tela. Estaba claro que necesitaría un buen lavado para volver a la normalidad. Resignada a la obviedad, la muchacha alzó la mirada hacia ellos... y entonces se quedó lívida.
Ayame intercambió una mirada interrogante con Daigo. ¿Acaso le conocía?
—¿M-Me he muerto? —balbuceó, sin embargo.
—Q... ¿Qué? —preguntó Ayame, genuinamente confundida.
—¿C-Cuando caí al suelo me rompí la cabeza?... E-Eso significa... ¿Q-Q-Que sois shinigamis?...
—N... ¡No! —Ayame tuvo que sacudir la cabeza ante aquel sinsentido—. ¡Nadie se muere tropezándose con una raíz! No estás muerta, y nosotros no somos shinigami. Somos shinobi —añadió, señalándose la bandana que llevaba anudada al cuello. Fue entonces cuando se fijó mejor en la desconocida, y sonrió—. De hecho, como tú, de Amegakure. Aunque creo que no nos conocemos... Soy Aotsuki Ayame, un placer.
—N-No hace falta, puedo ponerme en pie sola —respondió ella, apoyándose en el tronco del árbol para reincorporarse. Se sacudió el vestido, aunque fue inútil. Sólo consiguió deshacerse de los fragmentos de barro más grandes, pero las manchas permanecieron en la tela. Estaba claro que necesitaría un buen lavado para volver a la normalidad. Resignada a la obviedad, la muchacha alzó la mirada hacia ellos... y entonces se quedó lívida.
Ayame intercambió una mirada interrogante con Daigo. ¿Acaso le conocía?
—¿M-Me he muerto? —balbuceó, sin embargo.
—Q... ¿Qué? —preguntó Ayame, genuinamente confundida.
—¿C-Cuando caí al suelo me rompí la cabeza?... E-Eso significa... ¿Q-Q-Que sois shinigamis?...
—N... ¡No! —Ayame tuvo que sacudir la cabeza ante aquel sinsentido—. ¡Nadie se muere tropezándose con una raíz! No estás muerta, y nosotros no somos shinigami. Somos shinobi —añadió, señalándose la bandana que llevaba anudada al cuello. Fue entonces cuando se fijó mejor en la desconocida, y sonrió—. De hecho, como tú, de Amegakure. Aunque creo que no nos conocemos... Soy Aotsuki Ayame, un placer.