5/07/2018, 01:10
(Última modificación: 5/07/2018, 01:10 por Sasaki Reiji.)
—¡Oh, vaya! Pero la lluvia seguro que relaja mucho, y el aroma que deja es genial, a mí me encanta que llueva, aunque en Uzushiogakure normalmente no lo hace.
—Pasa como con todo, una vez te acostumbras ya no surge el mismo efecto. Estoy seguro de que, si lloviera a tu alrededor todos los días del año, no dirías las mismas palabras. Y pese a todo, yo aun puedo decir que me encanta la lluvia, pero no le tengo el mismo apreció que le tiene alguien que ha pasado su vida en el desierto suplicando por unas gotas de agua
Solo había una cosa en el mundo de la que yo jamás podría cansarme, aunque la viera cada día de mi vida. Solo una: Los AmeRanger. Podría ver el mismo capitulo una y otra vez para el resto de mi vida, y probablemente fuera el shinobi mas feliz de todo el país. Pero eso si que era un gran secreto, algo que no confesarle jamás a nadie. Eso si podían usarlo en mi contra.
—La verdad es que no cambiaría nada. Es mi hogar, y aunque tiene sus defectos, no cambiaría nada de lo que hay en ella.
—Pues yo quitaría las gárgolas sin pensarlo, dan mal rollito, parece que no dejan de mirarte nunca, da igual cuanto te alejes, parece que sus ojos te siguen a todos lados. Es una sensación horrible. Ya bastante complicado es caminar leyendo sin tropezarse con nada como para además sumarle la dificultad de que la fría mirada de una estatua monstruosa de piedra y acero se clave en ti como una lanza…
—Pasa como con todo, una vez te acostumbras ya no surge el mismo efecto. Estoy seguro de que, si lloviera a tu alrededor todos los días del año, no dirías las mismas palabras. Y pese a todo, yo aun puedo decir que me encanta la lluvia, pero no le tengo el mismo apreció que le tiene alguien que ha pasado su vida en el desierto suplicando por unas gotas de agua
Solo había una cosa en el mundo de la que yo jamás podría cansarme, aunque la viera cada día de mi vida. Solo una: Los AmeRanger. Podría ver el mismo capitulo una y otra vez para el resto de mi vida, y probablemente fuera el shinobi mas feliz de todo el país. Pero eso si que era un gran secreto, algo que no confesarle jamás a nadie. Eso si podían usarlo en mi contra.
—La verdad es que no cambiaría nada. Es mi hogar, y aunque tiene sus defectos, no cambiaría nada de lo que hay en ella.
—Pues yo quitaría las gárgolas sin pensarlo, dan mal rollito, parece que no dejan de mirarte nunca, da igual cuanto te alejes, parece que sus ojos te siguen a todos lados. Es una sensación horrible. Ya bastante complicado es caminar leyendo sin tropezarse con nada como para además sumarle la dificultad de que la fría mirada de una estatua monstruosa de piedra y acero se clave en ti como una lanza…