5/07/2018, 15:32
Con semblante nefasto, la genin entró en el baño, localizó una toalla y se secó la cara con ella. Acto seguido se la anudó sobre el pelo, formando una especie de moño alto que aprisionaba el agua y la iba absorbiendo —además de secando— poco a poco.
Retornó al pasilló y caminó, lenta e inexorablemente, hasta estar frente a la puerta cerrada del cuarto de Ringo. Tocó varias veces, con lentitud, como si fuese una marcha funeraria. Toc... toc... toc....
—Ringo-san... —lo llamó, haciendo uso de un tono digno de una asesina en serie que está acechando a una víctima—. ¿Te apetece cenar? ¿Preparo algo...?
Retornó al pasilló y caminó, lenta e inexorablemente, hasta estar frente a la puerta cerrada del cuarto de Ringo. Tocó varias veces, con lentitud, como si fuese una marcha funeraria. Toc... toc... toc....
—Ringo-san... —lo llamó, haciendo uso de un tono digno de una asesina en serie que está acechando a una víctima—. ¿Te apetece cenar? ¿Preparo algo...?