5/07/2018, 16:47
Karma aguardó con paciencia al chiquillo. Después de lo que le había hecho esperar la anciana de la librería, aquello no era nada.
Cuando por fin apareció, la muchacha esbozó una media sonrisa. El gesto se dobló un poco cuando Ringo habló, quedando en una expresión indecisa que ni era una sonrisa sádica ni una mueca de descontento.
—No exactamente, solo quería lavarme el pelo —le respondió, siguiéndole el rollo—. Vamos antes de que se enfríe la cena.
Se apartó de las escaleras, quedando al lado derecho, recta como un poste, a la espera de que Ringo bajase y entrara al salón primero.
Cuando por fin apareció, la muchacha esbozó una media sonrisa. El gesto se dobló un poco cuando Ringo habló, quedando en una expresión indecisa que ni era una sonrisa sádica ni una mueca de descontento.
—No exactamente, solo quería lavarme el pelo —le respondió, siguiéndole el rollo—. Vamos antes de que se enfríe la cena.
Se apartó de las escaleras, quedando al lado derecho, recta como un poste, a la espera de que Ringo bajase y entrara al salón primero.