5/07/2018, 18:58
Ringo empezó a comer con alegría, llevándose grandes bocados a la boca y sin apenas masticar. Casi no había comido al mediodía, cabreado con su madre como estaba porque hubiese solicitado una kunoichi como canguro, y tenía un hambre endemoniada. A decir verdad, no es que le gustase demasiado. La sopa se le hacía sosa y el arroz demasiado seco para su gusto.
Decían que como la comida de una madre ninguna, y había una gran verdad en ello. Pero prefirió guardárselo para sí.
—Ah sí, Ringo-san. Hay algo de los Iryō-Nin que no te dije.
Ringo sorbió ruidosamente la última cucharada de sopa mientras alzaba la vista. Entonces, a medida que Karma hablaba, un picor fue bajándole de la garganta al estómago. El picor vino acompañado de un súbito calor, que hizo que empezase a sudar por la frente, los sobacos y la espalda.
—C-creo que voy a ir al baño… —de pronto, se encontraba terriblemente mal—. Me encuentro un poco… raro.
Se levantó con miedo, como si temiese que fuese a caerse en cualquier momento, y arrastró los pies hasta el cuarto de baño que había en el primer piso. La primera puerta a la derecha tras la entrada a la vivienda.
Decían que como la comida de una madre ninguna, y había una gran verdad en ello. Pero prefirió guardárselo para sí.
—Ah sí, Ringo-san. Hay algo de los Iryō-Nin que no te dije.
Ringo sorbió ruidosamente la última cucharada de sopa mientras alzaba la vista. Entonces, a medida que Karma hablaba, un picor fue bajándole de la garganta al estómago. El picor vino acompañado de un súbito calor, que hizo que empezase a sudar por la frente, los sobacos y la espalda.
—C-creo que voy a ir al baño… —de pronto, se encontraba terriblemente mal—. Me encuentro un poco… raro.
Se levantó con miedo, como si temiese que fuese a caerse en cualquier momento, y arrastró los pies hasta el cuarto de baño que había en el primer piso. La primera puerta a la derecha tras la entrada a la vivienda.