5/07/2018, 19:43
Cuando Ringo le dijo a Karma que iba a ir al baño, ella se limitó a asentir con languidez. No obstante, cuando el muchachito abandonó la habitación con unas prisas mal disimuladas, la genin sonrió de oreja a oreja, con la mirada baja. Era una expresión ausente, pero que igualmente denotaba algo que rara vez sentía: se había llevado el gato al agua.
«Donde las dan, las toman», pensó. Quizás había sido un poco cruel, ¡pero no tanto como Ringo, desde luego! Ella no había envenenado su comida, por supuesto que no. Solo quería hacerle pensar que lo había hecho, sugestionarlo. Él, sin embargo, a pesar de todo lo acontecido en el parque y la forma en la que la kunoichi había tratado de defenderlo, le había empapado la cabeza, y lo habría hecho de pies a cabeza, si Karma no hubiese sido algo precavida.
El poder de la sugestión en la salud humana es increíble. Sabía de casos en los que los pacientes habían desarollado síntomas de ciertas enfermedades sin haberlas contraído, simplemente por estar convencidos de haberse contagiado. Esperaba que Ringo pasara unos angustiosos cinco o diez minutos hasta que se diera cuenta de que su comida no llevaba nada extraño.
Mientras tanto, la joven pretendía terminarse el arroz que le quedaba y tomar otro refrescante vaso de agua, que era verano, después de todo.
La hidratación es esencial.
«Donde las dan, las toman», pensó. Quizás había sido un poco cruel, ¡pero no tanto como Ringo, desde luego! Ella no había envenenado su comida, por supuesto que no. Solo quería hacerle pensar que lo había hecho, sugestionarlo. Él, sin embargo, a pesar de todo lo acontecido en el parque y la forma en la que la kunoichi había tratado de defenderlo, le había empapado la cabeza, y lo habría hecho de pies a cabeza, si Karma no hubiese sido algo precavida.
El poder de la sugestión en la salud humana es increíble. Sabía de casos en los que los pacientes habían desarollado síntomas de ciertas enfermedades sin haberlas contraído, simplemente por estar convencidos de haberse contagiado. Esperaba que Ringo pasara unos angustiosos cinco o diez minutos hasta que se diera cuenta de que su comida no llevaba nada extraño.
Mientras tanto, la joven pretendía terminarse el arroz que le quedaba y tomar otro refrescante vaso de agua, que era verano, después de todo.
La hidratación es esencial.