7/07/2018, 17:11
Ringo aguantó las carcajadas de la kunoichi con aplomo. Primero, confuso. Luego, dándose cuenta de que había sido engañado.
—¿S-seguro que no me has envenenado? —Todavía no sabía si creérselo. Sus tripas decidieron entonces rugir, aumentando su escepticismo—. Yo no… ¡Yo no te ataqué por la espalda! —se excusó—. Creí que una kunoichi hecha y derecha como tú, identificaría en seguida la trampa y no caería en ella! De lo contrario, ¡jamás te lo hubiese hecho! —se defendió.
—¿S-seguro que no me has envenenado? —Todavía no sabía si creérselo. Sus tripas decidieron entonces rugir, aumentando su escepticismo—. Yo no… ¡Yo no te ataqué por la espalda! —se excusó—. Creí que una kunoichi hecha y derecha como tú, identificaría en seguida la trampa y no caería en ella! De lo contrario, ¡jamás te lo hubiese hecho! —se defendió.