9/07/2018, 16:13
En efecto, había llegado la mañana, y con ella, el canto de los pájaros y los gallos. El vecino debía tener un pequeño gallinero, porque se escuchaban cerca. La claridad fue colándose, como un ladrón en casa ajena, por los resquicios de las puertas y las cortinas cerradas. Luego, Karma oyó el característico sonido de una naranja exprimiéndose.
Era Ringo. Estaba en la cocina, con una camisa gris de tiras, un pantalón corto y descalzo, preparándose su particular desayuno. En la mesa ya tenía unas tostadas recién hechas, de mantequilla y mermelada.
Era Ringo. Estaba en la cocina, con una camisa gris de tiras, un pantalón corto y descalzo, preparándose su particular desayuno. En la mesa ya tenía unas tostadas recién hechas, de mantequilla y mermelada.