9/07/2018, 18:27
—Oye, que tomaré lo justo y necesario —Karma arrugó los labios.
Abrió la puerta indicada y para su gozo no tardó en encontrar el mismo tipo de chocolate en polvo que acostumbraba a tomar en casa como parte del desayuno. Lo agarró y continuó con los preparativos.
Ringo quedó cerca de ella y continuó charlando, inquiriendo sobre los planes venideros de la joven. A decir verdad, Karma estaba todavía demasiado dormida como para haberse parado a pensar en ello. Le respondió sin desatender las tostadas y la leche, que ya casi estaban listas:
—No lo sé, no soy muy aficionada a ir a la playa —dada su palidez, era fácil creerla—. El caso es que, Ringo-san... —paró lo que estaba haciendo y lo encaró—. A decir verdad, te debo una disculpa. Siento mucho haberme puesto a fisgar en tu cuarto, fue una gran falta de educación por mi parte. A veces mi curiosidad me... supera.
No había alcanzado a escuchar el murmullo final del zagal, pero ya fuese por una mera coincidencia o los hilos invisibles del destino, la genin había estado cavilando sobre su mala obra desde que se despertó.
—¿Qué te parece si... olvidamos el mal pie con el que empezamos ayer? —sugirió con inseguridad—. Hacer las paces y eso. Si quieres, puedo irme a la playa contigo. Supongo que un poco de sol no me hará mal.
Abrió la puerta indicada y para su gozo no tardó en encontrar el mismo tipo de chocolate en polvo que acostumbraba a tomar en casa como parte del desayuno. Lo agarró y continuó con los preparativos.
Ringo quedó cerca de ella y continuó charlando, inquiriendo sobre los planes venideros de la joven. A decir verdad, Karma estaba todavía demasiado dormida como para haberse parado a pensar en ello. Le respondió sin desatender las tostadas y la leche, que ya casi estaban listas:
—No lo sé, no soy muy aficionada a ir a la playa —dada su palidez, era fácil creerla—. El caso es que, Ringo-san... —paró lo que estaba haciendo y lo encaró—. A decir verdad, te debo una disculpa. Siento mucho haberme puesto a fisgar en tu cuarto, fue una gran falta de educación por mi parte. A veces mi curiosidad me... supera.
No había alcanzado a escuchar el murmullo final del zagal, pero ya fuese por una mera coincidencia o los hilos invisibles del destino, la genin había estado cavilando sobre su mala obra desde que se despertó.
—¿Qué te parece si... olvidamos el mal pie con el que empezamos ayer? —sugirió con inseguridad—. Hacer las paces y eso. Si quieres, puedo irme a la playa contigo. Supongo que un poco de sol no me hará mal.