9/07/2018, 18:43
Ringo contempló, algo sorprendido, como la kunoichi se disculpaba con él. No era algo que acostumbraba a ver, desde luego. Los de su clase eran casi todos unos orgullosos de pacotilla que no pedían perdón ni por error.
Se pensó su propuesta por unos momentos.
—Está bien. Disculpas aceptadas —¿Era ahora cuando le tocaba a él disculparse?—. Pues… Bueno, está bien. Cómo quieras. Lo cierto es que estás muy pálida. Eso no es sano. Nada sano. Cogeré una toalla para ti —anunció, y aquel gesto galán era lo más parecido a una disculpa que Karma iba a recibir.
Cinco minutos más tarde, Ringo estaba de vuelta. Había preparado una mochila con dos toallas, crema solar y una botella de agua de la nevera. Estaba ya vestido con un bañador, y se había puesto unas chanclas. En la cabeza, una gorra de visera plana. El último grito en la moda uzujin.
—¡Vamos! ¡Cuantas más horas de sol aprovechemos mejor! Uno no se pone moreno en casa, Karma.
Se pensó su propuesta por unos momentos.
—Está bien. Disculpas aceptadas —¿Era ahora cuando le tocaba a él disculparse?—. Pues… Bueno, está bien. Cómo quieras. Lo cierto es que estás muy pálida. Eso no es sano. Nada sano. Cogeré una toalla para ti —anunció, y aquel gesto galán era lo más parecido a una disculpa que Karma iba a recibir.
Cinco minutos más tarde, Ringo estaba de vuelta. Había preparado una mochila con dos toallas, crema solar y una botella de agua de la nevera. Estaba ya vestido con un bañador, y se había puesto unas chanclas. En la cabeza, una gorra de visera plana. El último grito en la moda uzujin.
—¡Vamos! ¡Cuantas más horas de sol aprovechemos mejor! Uno no se pone moreno en casa, Karma.