14/07/2018, 10:49
La kunoichi, para variar, me ignoró gratamente en favor de Stuffy. Ya había algo en ella que no me convencía, pero cuando habló, las piezas encajaron. Una kunoichi de Ame, con esas pintas, haciendo maldades y haciéndose la inocente. Estaba claro quien era. Claro como el agua clara.
—Pero... no pone tu nombre en ningún sitio ¡Ven , perrito bonito! ¡Ay, pobrecito! ¿Le pasó algo en el ojo?
La miré impasible. Stuffy, que era totalmente ajeno al conocimiento que yo poseía sobre aquella malevola persona, se acercó ante la promesa de ser acariciado hasta la saciedad. Aunque se acercó mirando para otro lado y soltando un bufido, pero poniéndole el lomo a Aotsuki Ayame para que le acariciase. Este maldito perro tenía menos sentido para detectar la maldad que una piedra sedimentaria.
Era una situación peliaguda. Estaba en mi árbol, haciendo de sus maldades por mi propia villa. Está claro que tenía que actuar, pero ¿cómo? Oh, dios, esto parecía una prueba del examen de Chunin. Usaría mi dialéctica para sacarle más de sus macabros planes.
— Tú eres Aotsuki Ayame.
Bien por la dialéctica.
— Quiero decir, creo que tenemos un conocido en común. No te sonará por casualidad, Uchiha Datsue, ¿no?
Hala, hemos intercambiado menos palabras que con un panadero cuando vas a por pan y ya estaban todas las cartas sobre la mesa. Le estaba diciendo claramente, sé lo que pasó, mala pécora. Así que ahora confiesa todos tus pecados y vete de mi árbol. Pero de momento solo podía esperar su reacción.
—Pero... no pone tu nombre en ningún sitio ¡Ven , perrito bonito! ¡Ay, pobrecito! ¿Le pasó algo en el ojo?
La miré impasible. Stuffy, que era totalmente ajeno al conocimiento que yo poseía sobre aquella malevola persona, se acercó ante la promesa de ser acariciado hasta la saciedad. Aunque se acercó mirando para otro lado y soltando un bufido, pero poniéndole el lomo a Aotsuki Ayame para que le acariciase. Este maldito perro tenía menos sentido para detectar la maldad que una piedra sedimentaria.
Era una situación peliaguda. Estaba en mi árbol, haciendo de sus maldades por mi propia villa. Está claro que tenía que actuar, pero ¿cómo? Oh, dios, esto parecía una prueba del examen de Chunin. Usaría mi dialéctica para sacarle más de sus macabros planes.
— Tú eres Aotsuki Ayame.
Bien por la dialéctica.
— Quiero decir, creo que tenemos un conocido en común. No te sonará por casualidad, Uchiha Datsue, ¿no?
Hala, hemos intercambiado menos palabras que con un panadero cuando vas a por pan y ya estaban todas las cartas sobre la mesa. Le estaba diciendo claramente, sé lo que pasó, mala pécora. Así que ahora confiesa todos tus pecados y vete de mi árbol. Pero de momento solo podía esperar su reacción.
—Nabi—