15/07/2018, 14:00
¿Cómo? ¿Qué no pensaba rastrearla? ¿Buscarla? ¿Vengarse? Echó la cabeza hacia atrás y frunció el ceño, confuso. No lo entendía. No entendía nada.
Datsue siempre había pensado que era un Uchiha atípico. Que no gustaba de pelear y luchar como sus hermanos de clan. Que no tenía su exagerado orgullo, ni su soberbia, ni sus ansias por el poder. Pero, al igual que un león albino, opuesto al resto de su camada, sigue teniendo sus garras…
… Datsue tenía la necesidad de vengarse. Estaba en su sangre.
Pero concedió a Daruu algo: había perdido más de lo que había ganado con aquella pequeña revancha. ¿Estaría dispuesto también a perder a Aiko por su odio? El corazón se le encogió solo de pensar en dicha posibilidad. Se sintió aterrado. Ese tipo de miedo que te presiona el pecho y te impide dormir por las noches. Siquiera respirar.
Se levantó.
Y lo soltó.
«Perdóname, Keisuke…»
—Aiko medió en una disputa producida entre un Genin y un Chūnin de tu aldea, y acabó por agarrar del cuello a este último. Este lo reportó, y fueron citados ante Yui —lo narraba con voz monocorde. Impersonal—. La Arashikage les ofreció disculparse y conservar la placa, o no hacerlo y volver a la academia. Dos se disculparon. Aiko optó por la segunda opción.
Le dio la espalda.
—Entonces… Yui… —El timbre de su voz empezó a variar. A dar repentinas subidas y bajadas de tono. Tenía los puños apretados y respiraba agitadamente—. Yui le ensartó una katana por la espalda, en el c-corazón, y la mandó sellar en el fondo de un lago.
Silencio. Un silencio funesto, triste, tan solo interrumpido por las lágrimas derramadas por el cielo. Quizá las de alguien más.
Datsue siempre había pensado que era un Uchiha atípico. Que no gustaba de pelear y luchar como sus hermanos de clan. Que no tenía su exagerado orgullo, ni su soberbia, ni sus ansias por el poder. Pero, al igual que un león albino, opuesto al resto de su camada, sigue teniendo sus garras…
… Datsue tenía la necesidad de vengarse. Estaba en su sangre.
Pero concedió a Daruu algo: había perdido más de lo que había ganado con aquella pequeña revancha. ¿Estaría dispuesto también a perder a Aiko por su odio? El corazón se le encogió solo de pensar en dicha posibilidad. Se sintió aterrado. Ese tipo de miedo que te presiona el pecho y te impide dormir por las noches. Siquiera respirar.
Se levantó.
Y lo soltó.
«Perdóname, Keisuke…»
—Aiko medió en una disputa producida entre un Genin y un Chūnin de tu aldea, y acabó por agarrar del cuello a este último. Este lo reportó, y fueron citados ante Yui —lo narraba con voz monocorde. Impersonal—. La Arashikage les ofreció disculparse y conservar la placa, o no hacerlo y volver a la academia. Dos se disculparon. Aiko optó por la segunda opción.
Le dio la espalda.
—Entonces… Yui… —El timbre de su voz empezó a variar. A dar repentinas subidas y bajadas de tono. Tenía los puños apretados y respiraba agitadamente—. Yui le ensartó una katana por la espalda, en el c-corazón, y la mandó sellar en el fondo de un lago.
Silencio. Un silencio funesto, triste, tan solo interrumpido por las lágrimas derramadas por el cielo. Quizá las de alguien más.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado