19/07/2018, 23:25
Datsue contuvo un suspiro de alivio cuando el soldado se tragó todo. Además, en un giro que debía haber previsto, el fortachón no se vio especialmente preocupado por el paradero desconocido de la dama Tome. Tal y como los Hermanos del Desierto habían observado en el palacio, la mujer no era muy querida entre los hijos. No por nada, aquella sabandija se había hecho con el control de su padre.
Observó, callado, la discusión entre Akame y el hombre por la custodia de Cicatrices. Sabía que había muchas cuentas pendientes —más de las que conocía— entre ellos dos, pero el guardia parecía muy convencido de llevárselo.
Habría que tomar medidas de contención.
—¿Me permiten un segundo? —preguntó, a los dos soldados que habían levantado a pulso a Cicatrices. Se acercó hasta ellos y posó una mano en el cuello del mercenario, como si quisiese tomarle el pulso. En realidad, le estaba colocando un Sello de Rastreo—. Dos minutos —les dijo, solemne—. Dos minutos para que despierte. ¿Están seguros de que no nos lo quieren dejar a nosotros? —miró a los ojos al soldado que le cogía por los hombros. Luego al que le agarraba por las pierdas, y, finalmente, al que parecía ser el jefe—. No estamos hablando de un samurái, sino de un ninja. Y he visto hacer cosas a este hombre…
Un escalofrío recorrió su espina dorsal, como si el solo hecho de rememorarlo le provocasen pesadillas.
—Tuvimos mucha suerte de dejarle inconsciente. Les digo, señores. Para mí es un alivio que lo lleven con ustedes, pero mi deber me obliga a, al menos, advertírselo.
Observó, callado, la discusión entre Akame y el hombre por la custodia de Cicatrices. Sabía que había muchas cuentas pendientes —más de las que conocía— entre ellos dos, pero el guardia parecía muy convencido de llevárselo.
Habría que tomar medidas de contención.
—¿Me permiten un segundo? —preguntó, a los dos soldados que habían levantado a pulso a Cicatrices. Se acercó hasta ellos y posó una mano en el cuello del mercenario, como si quisiese tomarle el pulso. En realidad, le estaba colocando un Sello de Rastreo—. Dos minutos —les dijo, solemne—. Dos minutos para que despierte. ¿Están seguros de que no nos lo quieren dejar a nosotros? —miró a los ojos al soldado que le cogía por los hombros. Luego al que le agarraba por las pierdas, y, finalmente, al que parecía ser el jefe—. No estamos hablando de un samurái, sino de un ninja. Y he visto hacer cosas a este hombre…
Un escalofrío recorrió su espina dorsal, como si el solo hecho de rememorarlo le provocasen pesadillas.
—Tuvimos mucha suerte de dejarle inconsciente. Les digo, señores. Para mí es un alivio que lo lleven con ustedes, pero mi deber me obliga a, al menos, advertírselo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado