24/07/2018, 13:48
Mientras dos de los guardias se llevaban al inconsciente Hida, que poco después recuperaría el sentido, el capitán y su otro compañero se encargaron del cadáver del difunto noble. Tal y como Toritaka Iekatsu había expresado, era su deseo el ser incinerado en lo que él siempre había llamado "el mausoleo de sus antepasados". Los dos fornidos soldados juntaron leña para formar una pira sobre la que colocaron el cadáver —con la cabeza disimuladamente situada justo encima del cuello, como si no hubiese sido seccionada— y las armas del noble. Luego, uno de ellos tomó un pequeño frasco de un líquido espeso y amarronado y lo vertió sobre la pira funeraria.
El tenue resplandor anaranjado de las llamas apenas era visible ya para los dos ninjas, que recorrían —a la inversa— el sendero que debía llevarles de vuelta hasta Rōkoku; y más allá, a Uzushiogakure.
—Estoy agotado —masculló Akame mientras se volteaba para dar un rápido vistazo a la pequeña columna de humo que se alzaba en la lejanía—. Qué apropiado, el que a fuego mata, a fuego muere.
Luego largó una mirada a su compañero. Datsue había estado demasiado raro desde su enfrentamiento con Kunie, y a Akame no le había pasado por alto.
—¿Ya tienes pensado en qué vas a gastar la paga?
El tenue resplandor anaranjado de las llamas apenas era visible ya para los dos ninjas, que recorrían —a la inversa— el sendero que debía llevarles de vuelta hasta Rōkoku; y más allá, a Uzushiogakure.
—Estoy agotado —masculló Akame mientras se volteaba para dar un rápido vistazo a la pequeña columna de humo que se alzaba en la lejanía—. Qué apropiado, el que a fuego mata, a fuego muere.
Luego largó una mirada a su compañero. Datsue había estado demasiado raro desde su enfrentamiento con Kunie, y a Akame no le había pasado por alto.
—¿Ya tienes pensado en qué vas a gastar la paga?