24/07/2018, 15:49
Mientras Datsue se quejaba al aire por la mala suerte —Daruu siempre pensaría, más adelante, que granjeada con sus propias manos—, el amejin asintía no sin cierta satisfacción. Era mucho más importante tener amigos en otras villas que enemigos. Eso aportaba estabilidad a las relaciones internacionales, en su opinión. Aunque podría traer problemas. Para Daruu, los problemas que le podrían venir eran más que evidentes.
—Entonces no me queda más remedio que ganarme su perdón —afirmó Datsue—. Pero… Aunque me llegasen a perdonar, ¿crees que estarían dispuestos a ayudar? ¿Elegirían ser leales a una compañera y no a su Kage? ¿Te elegirían a ti?
Daruu negó con la cabeza.
—Es que no a mi a quien tienen que elegir. Te tienen que elegir a ti. —Daruu se cruzó de brazos y desvió la mirada, cerrando los ojos—. Y honestamente, yo tampoco las tengo todas conmigo.
»Dime, ¿qué vamos a hacer? Más bien, bueno, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a sacar a Aiko del fondo del lago de Amegakure, y luego pretender que no ha pasado nada nunca entre ella y la aldea? —dijo—. ¿Crees que va a estar tan contenta, que no va a querer vengarse de Yui después? Vamos, tienes que reconocerme ese riesgo.
»Me juego el pellejo, Datsue, y me juego ser una sucia rata traidora ante mi madre, tal y como lo fue mi padre. Si por mis acciones Yui acabase muriendo...
Negó con la cabeza.
—Y la alternativa sería que no lo consiguiera y la liquidaran a ella. Que la dividieran en trocitos y la sellaran de nuevo en el lago. Y volverías a la casilla de salida.
—Entonces no me queda más remedio que ganarme su perdón —afirmó Datsue—. Pero… Aunque me llegasen a perdonar, ¿crees que estarían dispuestos a ayudar? ¿Elegirían ser leales a una compañera y no a su Kage? ¿Te elegirían a ti?
Daruu negó con la cabeza.
—Es que no a mi a quien tienen que elegir. Te tienen que elegir a ti. —Daruu se cruzó de brazos y desvió la mirada, cerrando los ojos—. Y honestamente, yo tampoco las tengo todas conmigo.
»Dime, ¿qué vamos a hacer? Más bien, bueno, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a sacar a Aiko del fondo del lago de Amegakure, y luego pretender que no ha pasado nada nunca entre ella y la aldea? —dijo—. ¿Crees que va a estar tan contenta, que no va a querer vengarse de Yui después? Vamos, tienes que reconocerme ese riesgo.
»Me juego el pellejo, Datsue, y me juego ser una sucia rata traidora ante mi madre, tal y como lo fue mi padre. Si por mis acciones Yui acabase muriendo...
Negó con la cabeza.
—Y la alternativa sería que no lo consiguiera y la liquidaran a ella. Que la dividieran en trocitos y la sellaran de nuevo en el lago. Y volverías a la casilla de salida.