27/07/2018, 22:27
(Última modificación: 27/07/2018, 22:28 por Aotsuki Ayame.)
Debajo de las turbulentas aguas del lago que rodeaba la imponente aldea de Amegakure, Kaido nadaba como pez en su medio... Cuando se acercó a los pilares que sostenían la plataforma, y que en aquellos momentos se habían multiplicado repentinamente, pudo darse cuenta de algo: algunos pilares eran tan sólidos como debía ser la roca de la que estaban constituidos, pero otros sencillamente eran inmateriales. La mano del Hōzuki los atravesaba sin más, como si fueran de aire.
Dicen que un tiburón sumerge su aleta dorsal justo antes de atacar, y eso fue lo que hizo Kaido a continuación.
El Tiburón emergió pasados varios segundos, pero se vio a sí mismo solo, de pie sobre el agua y con la colosal plataforma extendiéndose sobre su cabeza en todas las direcciones posibles. Aquí y allá, múltiples pilares se hundían en las aguas.
Dicen que un tiburón sumerge su aleta dorsal justo antes de atacar, y eso fue lo que hizo Kaido a continuación.
El Tiburón emergió pasados varios segundos, pero se vio a sí mismo solo, de pie sobre el agua y con la colosal plataforma extendiéndose sobre su cabeza en todas las direcciones posibles. Aquí y allá, múltiples pilares se hundían en las aguas.