1/08/2018, 11:58
—Inuzuka Nabi —terminó por presentarse, pero Ayame no añadió nada al respecto.
No se movió, ni siquiera pestañeó. Dadas las circunstancias, no podía esbozar un "encantada" que sonara menos falso que una moneda de siete ryō.
—Entonces, ¿te ves capaz de tener una conversación conmigo sin tener que acabar a hostias?
Ayame exhaló un profundo suspiro de exasperación y volvió a sentarse con las piernas cruzadas sobre el césped.
—Ya te he dicho que no tengo ninguna intención de iniciar ninguna disputa —discutió, apoyando la espalda en el tronco del cerezo con aspecto relajado, disfrutando de la ligera brisa que peinaba sus cabellos. Pero no apartó los ojos del Inuzuka en ningún momento, sólo por si las moscas—. ¿De qué quieres hablar, Inuzuka-san?
No se movió, ni siquiera pestañeó. Dadas las circunstancias, no podía esbozar un "encantada" que sonara menos falso que una moneda de siete ryō.
—Entonces, ¿te ves capaz de tener una conversación conmigo sin tener que acabar a hostias?
Ayame exhaló un profundo suspiro de exasperación y volvió a sentarse con las piernas cruzadas sobre el césped.
—Ya te he dicho que no tengo ninguna intención de iniciar ninguna disputa —discutió, apoyando la espalda en el tronco del cerezo con aspecto relajado, disfrutando de la ligera brisa que peinaba sus cabellos. Pero no apartó los ojos del Inuzuka en ningún momento, sólo por si las moscas—. ¿De qué quieres hablar, Inuzuka-san?