6/08/2018, 16:49
El efecto deseado fue inmediato. Daruu, más animado, se separó de la muchacha con una risotada, ella aún sonrojada por el súbito abrazo, y le dio un suave golpecito en el hombro con gesto amistoso.
—¡Bandidos, bandidos! Eso espero.
Ambos shinobi continuaron su camino. Aún tuvieron que sortear varias calles antes de llegar al punto de encuentro; sin embargo, justo antes de llegar, el grito aterrorizado de una mujer les alertó. Ayame y Daruu intercambiaron una última mirada antes de acelerar el paso, y justo entonces una voz conocida llegó hasta sus oídos. Una voz gélida y átona como un témpano de hielo, capaz de poner la piel de gallina a cualquiera que la escuchara.
Aunque ellos ya estaban más que acostumbrados.
—Señora, vaya a casa y tranquilícese, mi equipo investigará lo ocurrido.
—¡Ya estamos aquí! ¿Qué ha ocurrido, Kōri...-sensei? —preguntó Ayame, colocándose junto a él.
El Jōnin, no obstante, se volvió hacia Daruu.
—Lo siento, Daruu-kun, pero no van a ser bandidos.
—¡Bandidos, bandidos! Eso espero.
Ambos shinobi continuaron su camino. Aún tuvieron que sortear varias calles antes de llegar al punto de encuentro; sin embargo, justo antes de llegar, el grito aterrorizado de una mujer les alertó. Ayame y Daruu intercambiaron una última mirada antes de acelerar el paso, y justo entonces una voz conocida llegó hasta sus oídos. Una voz gélida y átona como un témpano de hielo, capaz de poner la piel de gallina a cualquiera que la escuchara.
Aunque ellos ya estaban más que acostumbrados.
—Señora, vaya a casa y tranquilícese, mi equipo investigará lo ocurrido.
—¡Ya estamos aquí! ¿Qué ha ocurrido, Kōri...-sensei? —preguntó Ayame, colocándose junto a él.
El Jōnin, no obstante, se volvió hacia Daruu.
—Lo siento, Daruu-kun, pero no van a ser bandidos.