7/08/2018, 02:09
El Inuzuka dejó escapar un suspiro.
Golpeó de nuevo el aire, tomó aire y con las mismas que el puño diestro volaba, lanzó el zurdo, y terminó quedando sobre una pierna y estirado en el golpe. Tan absurdo y surrealista era el golpe, que hasta terminó cayendo al suelo, boca arriba pues giró en la misma caída.
Frente a él, a unos cuantos metros de distancia un huskie disfrutaba de la ligera brisa que salvaba la calurosa tarde. Estaba tirado sobre la blanca arena de la playa, con un coco entre patas, y una pajita directa hacia su hocico. Sin duda éste Inuzuka sí que sabía relajarse, y no como el rastas.
El rastas, apenas tocó el suelo, se impulsó con la pierna diestra por el suelo, e pos de continuar su ataque a la nada. Su nuevo y singular estilo de pelea casi parecía de mofa o burla, era surrealista.
—Ababaur... —le inquirió el can.
El chico detuvo su kata, o eso que estuviese haciendo. Llevó su mirada hacia el huskie, y terminó por sentarse con las piernas cruzadas. Tomó aire, y se apoyó con sus brazos sobre las piernas.
—No es tan fácil como parece... y mas sobre arena, tío
El huskie soltó un leve quejido, casi como un suspiro, pero de desdicha.
—Y te quejarás encima, tirado a la bartola con ese maldito coco... —inquirió, con los ojos entrecerrados —tú también deberías estar entrenando conmigo.
Pero el can miró hacia otro lado, como si la cosa no tuviese nada que ver con él. EL rastas dejó escapar un suspiro de nuevo, pero lejos de desistir, continuó entrenando en esos nuevos movimientos que buscaba perfeccionar. Se levantó, y se quitó la camiseta, la cuál tiró a la vera de la chaqueta. Sí, el chico había llevado sus habituales indumentarias, incluyendo la chaqueta, en pleno verano. Ahora quedó tan solo con los pantalones cortos militares puestos, el calor era asfixiante.
Sin mas, se puso a entrenar de nuevo.
No muy lejos de allí, había un buen chiringuito, del que habían sacado el coco-loco. La playa estaba poco transitada, pero sin duda no eran los únicos allí presentes. Al menos no molestaban demasiado, o intentaban no hacerlo.
Golpeó de nuevo el aire, tomó aire y con las mismas que el puño diestro volaba, lanzó el zurdo, y terminó quedando sobre una pierna y estirado en el golpe. Tan absurdo y surrealista era el golpe, que hasta terminó cayendo al suelo, boca arriba pues giró en la misma caída.
Frente a él, a unos cuantos metros de distancia un huskie disfrutaba de la ligera brisa que salvaba la calurosa tarde. Estaba tirado sobre la blanca arena de la playa, con un coco entre patas, y una pajita directa hacia su hocico. Sin duda éste Inuzuka sí que sabía relajarse, y no como el rastas.
El rastas, apenas tocó el suelo, se impulsó con la pierna diestra por el suelo, e pos de continuar su ataque a la nada. Su nuevo y singular estilo de pelea casi parecía de mofa o burla, era surrealista.
—Ababaur... —le inquirió el can.
El chico detuvo su kata, o eso que estuviese haciendo. Llevó su mirada hacia el huskie, y terminó por sentarse con las piernas cruzadas. Tomó aire, y se apoyó con sus brazos sobre las piernas.
—No es tan fácil como parece... y mas sobre arena, tío
El huskie soltó un leve quejido, casi como un suspiro, pero de desdicha.
—Y te quejarás encima, tirado a la bartola con ese maldito coco... —inquirió, con los ojos entrecerrados —tú también deberías estar entrenando conmigo.
Pero el can miró hacia otro lado, como si la cosa no tuviese nada que ver con él. EL rastas dejó escapar un suspiro de nuevo, pero lejos de desistir, continuó entrenando en esos nuevos movimientos que buscaba perfeccionar. Se levantó, y se quitó la camiseta, la cuál tiró a la vera de la chaqueta. Sí, el chico había llevado sus habituales indumentarias, incluyendo la chaqueta, en pleno verano. Ahora quedó tan solo con los pantalones cortos militares puestos, el calor era asfixiante.
Sin mas, se puso a entrenar de nuevo.
No muy lejos de allí, había un buen chiringuito, del que habían sacado el coco-loco. La playa estaba poco transitada, pero sin duda no eran los únicos allí presentes. Al menos no molestaban demasiado, o intentaban no hacerlo.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~