8/08/2018, 15:42
(Última modificación: 8/08/2018, 15:45 por Aotsuki Ayame.)
—¿Cuándo ocurrió? —preguntó Daruu junto a ella, después de exhalar un suspiro.
—Esta madrugada. Nos han asignado la investigación —respondió Kōri, que en ese momento estaba pasando con extremo cuidado por encima de los cristales que alfombraban la entrada para evitar cortarse.
Los dos genin le siguieron, mudos. Aunque Ayame no pudo evitar arrugar la nariz cuando entró en el local y el aroma inconfundible del alcohol mezclado con el del ramen inundó su olfato.
El interior del local, sorprendentemente, se encontraba intacto. Parecía que el crimen se había reducido simplemente al asesinato del señor Takahashi, quien se encontraba inerte, tendido boca arriba sobre el suelo manchado de sangre. Junto a él sólo había una fregona.
—No parece que haya tenido oportunidad de pelear. El restaurante está casi intacto —señaló Daruu, resumiendo los pensamientos de los tres presentes allí.
—Y no parece que pretendieran robar el local... Se han limitado a matarle... ¿Pero quién haría una cosa así? ¿Y por qué? ¿Quizás un ajuste de cuentas? —elucubraba Ayame, que, casi a desgana, se había inclinado sobre el cuerpo del señor Takahashi. Evitaba mirarle directamente a la cara, pero había algo que le había llamado la atención en el cadáver: una hendidura fina y limpia a la altura del corazón—. ¿Una cuchillada?
—Esta madrugada. Nos han asignado la investigación —respondió Kōri, que en ese momento estaba pasando con extremo cuidado por encima de los cristales que alfombraban la entrada para evitar cortarse.
Los dos genin le siguieron, mudos. Aunque Ayame no pudo evitar arrugar la nariz cuando entró en el local y el aroma inconfundible del alcohol mezclado con el del ramen inundó su olfato.
El interior del local, sorprendentemente, se encontraba intacto. Parecía que el crimen se había reducido simplemente al asesinato del señor Takahashi, quien se encontraba inerte, tendido boca arriba sobre el suelo manchado de sangre. Junto a él sólo había una fregona.
—No parece que haya tenido oportunidad de pelear. El restaurante está casi intacto —señaló Daruu, resumiendo los pensamientos de los tres presentes allí.
—Y no parece que pretendieran robar el local... Se han limitado a matarle... ¿Pero quién haría una cosa así? ¿Y por qué? ¿Quizás un ajuste de cuentas? —elucubraba Ayame, que, casi a desgana, se había inclinado sobre el cuerpo del señor Takahashi. Evitaba mirarle directamente a la cara, pero había algo que le había llamado la atención en el cadáver: una hendidura fina y limpia a la altura del corazón—. ¿Una cuchillada?