9/08/2018, 01:01
(Última modificación: 9/08/2018, 01:02 por Amedama Daruu.)
—Lo repararé, Daruu, te lo juro
Datsue extendió la mano para tomársela a Daruu. Un trato. Un funesto trato, tras una revelación funesta.
Aquello se parecía más a las historias que Daruu leía sobre los ninjas cuando era pequeño que todo lo que había hecho en su vida profesional. Espías que trabajaban en las sombras al servicio de su aldea, pero a veces también al servicio de sí mismos. Y aún así, si le hubieran dado a elegir con la cabeza fría, habría deseado cualquier cosa menos ser el protagonista. No en ese momento.
Porque si extendía la mano y tomaba la del uzujin, significaría acabar tomando parte en algo mucho más grande que él mismo. En una enredada trama de decisiones cuyas consecuencias se bifurcaban en las ramas de un árbol demasiado alto como para treparlo y ver qué escondían al final.
Podía tomar la decisión de dar marcha atrás y continuar su camino. Podría decirle que le apoyaría pasivamente, que no contaría nada a nadie y que intentaría averiguar cómo podría liberarla él mismo. Podría haberse limitado a ser un mero espectador.
Pero en aquél momento, Daruu sintió que no podía hacer otra cosa...
...y tomó la mano de Datsue.
—Y yo juro que intentaré encontrar una manera para que Aiko vuelva a ser libre.
»Esto... ¿Datsue?
Datsue extendió la mano para tomársela a Daruu. Un trato. Un funesto trato, tras una revelación funesta.
Aquello se parecía más a las historias que Daruu leía sobre los ninjas cuando era pequeño que todo lo que había hecho en su vida profesional. Espías que trabajaban en las sombras al servicio de su aldea, pero a veces también al servicio de sí mismos. Y aún así, si le hubieran dado a elegir con la cabeza fría, habría deseado cualquier cosa menos ser el protagonista. No en ese momento.
Porque si extendía la mano y tomaba la del uzujin, significaría acabar tomando parte en algo mucho más grande que él mismo. En una enredada trama de decisiones cuyas consecuencias se bifurcaban en las ramas de un árbol demasiado alto como para treparlo y ver qué escondían al final.
Podía tomar la decisión de dar marcha atrás y continuar su camino. Podría decirle que le apoyaría pasivamente, que no contaría nada a nadie y que intentaría averiguar cómo podría liberarla él mismo. Podría haberse limitado a ser un mero espectador.
Pero en aquél momento, Daruu sintió que no podía hacer otra cosa...
...y tomó la mano de Datsue.
—Y yo juro que intentaré encontrar una manera para que Aiko vuelva a ser libre.
»Esto... ¿Datsue?