11/08/2018, 23:17
Pero Daruu no parecía muy convencido con su teoría.
—Pero, ¿un ajuste de cuentas? ¿Quién podría tener cuentas que ajustar con el dueño de un restaurante de fideos? —cuestionó, y Ayame ladeó la cabeza hacia un lado y hacia otro, insegura—. Y tampoco creo que sea por impago de deudas. Yo he comido aquí. Era un viejo malhumorado, pero siempre estaba lleno a reventar. No creo que tuviera problemas económicos. Mi madre me dijo que Takahashi-san llevaba ocupándose de la taberna desde que ella se graduó en la academia.
Ayame se reincorporó, frotándose ella también la barbilla mientras miraba a su alrededor, recopilando todo lo que sabían hasta el momento: Un hombre había muerto mientras limpiaba su local, a juzgar por la escoba que había caído al suelo junto a él. Había sido un encuentro violento, y debían de haberle pillado por sorpresa (quizás incluso por la espalda) pero sin duda le habían acertado en el centro del pecho. Aunque por desgracia no tenían el arma del crimen. El asesino debía de haber salido apresuradamente por la puerta, aunque había algo que no terminaba de cuadrarle...
—Umh... —murmuró, meditativa, mientras se dirigía hacia la puerta alfombrada por cristales rotos—. El asesinato se produjo por la noche, ¿no es así? Y el asesino debió de usar esta banqueta para poder abrirse paso por la puerta, probablemente ya cerrada... Pero debió de ser para salir, porque si la hubiera usado para entrar, el señor Takahashi se habría enterado del escándalo. ¡Eso significaría que el asesino ya estaba dentro en el momento del crimen! ¿Alguno de vosotros sabe si el señor Takahashi trabajaba con alguien más, o si tenía algún discípulo o algo así? —preguntó, dirigiéndose tanto a Daruu como a Kōri.
Pero su hermano negó con la cabeza, tan ignorante como ella.
—Pero, ¿un ajuste de cuentas? ¿Quién podría tener cuentas que ajustar con el dueño de un restaurante de fideos? —cuestionó, y Ayame ladeó la cabeza hacia un lado y hacia otro, insegura—. Y tampoco creo que sea por impago de deudas. Yo he comido aquí. Era un viejo malhumorado, pero siempre estaba lleno a reventar. No creo que tuviera problemas económicos. Mi madre me dijo que Takahashi-san llevaba ocupándose de la taberna desde que ella se graduó en la academia.
Ayame se reincorporó, frotándose ella también la barbilla mientras miraba a su alrededor, recopilando todo lo que sabían hasta el momento: Un hombre había muerto mientras limpiaba su local, a juzgar por la escoba que había caído al suelo junto a él. Había sido un encuentro violento, y debían de haberle pillado por sorpresa (quizás incluso por la espalda) pero sin duda le habían acertado en el centro del pecho. Aunque por desgracia no tenían el arma del crimen. El asesino debía de haber salido apresuradamente por la puerta, aunque había algo que no terminaba de cuadrarle...
—Umh... —murmuró, meditativa, mientras se dirigía hacia la puerta alfombrada por cristales rotos—. El asesinato se produjo por la noche, ¿no es así? Y el asesino debió de usar esta banqueta para poder abrirse paso por la puerta, probablemente ya cerrada... Pero debió de ser para salir, porque si la hubiera usado para entrar, el señor Takahashi se habría enterado del escándalo. ¡Eso significaría que el asesino ya estaba dentro en el momento del crimen! ¿Alguno de vosotros sabe si el señor Takahashi trabajaba con alguien más, o si tenía algún discípulo o algo así? —preguntó, dirigiéndose tanto a Daruu como a Kōri.
Pero su hermano negó con la cabeza, tan ignorante como ella.