12/08/2018, 22:39
Todos mis conocidos tienen una imagen de mi ordenada y pulcra, porque eso soy yo, orden y pulcricidad hecha persona. Por eso decidí ir de menos a más con Aotsuki Ayame, primero con lo que menos me molestaba de su existencia, las disputas culinarias.
— Sé la verdad, Ayame. Sé que le echas cebolla a la salsa carbonara. ¿Por qué haces eso? Si te parece poco con el bacon y el queso, pues echale más bacon, pero ¿cebolla? ¿Eres una espía de Kusagakure? Porque no hay otra explicación.
Estaba tranquilo, gesticulaba con las manos por la locura que parecía lo de la cebolla, pero ya. Juntar carne y cosas que salen del suelo no era bueno. Las vacas ya procesan esas cosas para que nosotros podamos comernoslas a ellas sin perder nutrientes, y ahora estos locos le quitan la comida a las vacas. Locos todos.
— Sé la verdad, Ayame. Sé que le echas cebolla a la salsa carbonara. ¿Por qué haces eso? Si te parece poco con el bacon y el queso, pues echale más bacon, pero ¿cebolla? ¿Eres una espía de Kusagakure? Porque no hay otra explicación.
Estaba tranquilo, gesticulaba con las manos por la locura que parecía lo de la cebolla, pero ya. Juntar carne y cosas que salen del suelo no era bueno. Las vacas ya procesan esas cosas para que nosotros podamos comernoslas a ellas sin perder nutrientes, y ahora estos locos le quitan la comida a las vacas. Locos todos.
—Nabi—