15/08/2018, 15:01
Los goterones de sudor resbalaban por el cuerpo del Inuzuka sin pudor alguno. Por desgracia para él, era de lo peor que podía pasar, puesto que con el sudor la arena se pegaba a su cuerpo. Conforme iba sucediendo los movimientos, más y más arena se iba amoldando a su cuerpo, y el final de ésta historia sería el retorno del hombre de arena, o bien la historia del hombre arenero que huía de los gatos. Siendo así... ¿quién sería el malo? ¿spider-man o un gato con ganas de cagar? Muchas dudas, y todas absurdas, sí.
Pero, la distracción llegó en pleno cuando Etsu se hallaba en mitad de su entrenamiento. Bueno, quizás en el primer tercio del mismo. Una voz, para nada familiar, llamó su atención. Un saludo, tímido o carente de fuerza, aunque ritmo no le faltaba agitando la mano a la chica en el saludo. Se trataba de una chica con una cabellera rojiza de un tono tan intenso que la misma sangre podría sentir envidia. Andaba en bikini, algo normal y frecuente en lugares como era ésa playa, y poco mas cabía destacar.
—Hola —respondió Etsu, no muy acostumbrado a lidiar con chicas.
La pelirroja argumentó que había estado observando como entrenaba esos peculiares movimientos. Se presentó, y no titubeó mucho en su proposición. La chica instó en que podían ir a otro sitio mas fresco a entrenar. Mil cosas pasaron por la cabeza del chico. Mil cosas que sobrevolaron la adolescente y perdida mente de un chico a la velocidad de la luz, dejando solo en ella ridículas ideas.
«¿¡Dios!? ¿¡p-pero qué cojones...!?»
El chico hasta retrocedió un paso, no podía creer que existiesen ese tipo de proposiciones tan descabelladas sin apenas conocerse... ¿le estaba pidiendo...?
No, evidentemente no. Toda su imaginación se fue al garete para cuando la chica confesó sus verdaderas intenciones. Miró a Akane, en lo que la chica terminaba de explicarse, y respiró hasta aliviado. No estaba preparado para esas cosas que inundaron su mente en apenas un segundo, ni por asomo lo estaba...
¿Se habría prestado voluntario? Claro que sí. Pero una cosa no quita la otra.
—Encantados de conocerte, Eri. Su nombre es Inuzuka Akane, y yo soy Inuzuka Etsu —ante todo los modales. —¿De verdad existen sitios por aquí mas frescos que la playa? Llevamos poco tiempo por aquí, y la verdad que no hemos encontrado nada mejor que ésta playa...
»No es de lo mejorcito para entrenar, pero al menos podemos darnos un chapuzón cuando tenemos demasiado calor, o cuando la arena no me deja respirar —informó, cubierto de arena en casi todo el cuerpo, a la par que alzaba los brazos señalando lo obvio.
Pero, la distracción llegó en pleno cuando Etsu se hallaba en mitad de su entrenamiento. Bueno, quizás en el primer tercio del mismo. Una voz, para nada familiar, llamó su atención. Un saludo, tímido o carente de fuerza, aunque ritmo no le faltaba agitando la mano a la chica en el saludo. Se trataba de una chica con una cabellera rojiza de un tono tan intenso que la misma sangre podría sentir envidia. Andaba en bikini, algo normal y frecuente en lugares como era ésa playa, y poco mas cabía destacar.
—Hola —respondió Etsu, no muy acostumbrado a lidiar con chicas.
La pelirroja argumentó que había estado observando como entrenaba esos peculiares movimientos. Se presentó, y no titubeó mucho en su proposición. La chica instó en que podían ir a otro sitio mas fresco a entrenar. Mil cosas pasaron por la cabeza del chico. Mil cosas que sobrevolaron la adolescente y perdida mente de un chico a la velocidad de la luz, dejando solo en ella ridículas ideas.
«¿¡Dios!? ¿¡p-pero qué cojones...!?»
El chico hasta retrocedió un paso, no podía creer que existiesen ese tipo de proposiciones tan descabelladas sin apenas conocerse... ¿le estaba pidiendo...?
No, evidentemente no. Toda su imaginación se fue al garete para cuando la chica confesó sus verdaderas intenciones. Miró a Akane, en lo que la chica terminaba de explicarse, y respiró hasta aliviado. No estaba preparado para esas cosas que inundaron su mente en apenas un segundo, ni por asomo lo estaba...
¿Se habría prestado voluntario? Claro que sí. Pero una cosa no quita la otra.
—Encantados de conocerte, Eri. Su nombre es Inuzuka Akane, y yo soy Inuzuka Etsu —ante todo los modales. —¿De verdad existen sitios por aquí mas frescos que la playa? Llevamos poco tiempo por aquí, y la verdad que no hemos encontrado nada mejor que ésta playa...
»No es de lo mejorcito para entrenar, pero al menos podemos darnos un chapuzón cuando tenemos demasiado calor, o cuando la arena no me deja respirar —informó, cubierto de arena en casi todo el cuerpo, a la par que alzaba los brazos señalando lo obvio.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~