13/09/2015, 20:48
La joven peliazul reaccionó a la preguta del rubio, mostrando su indecisión natural que tantas veces habia visto en ella durante los años que habian estado juntos. Suspiró poco despues de que lo hiciera la medica. Aquella chica se complicaba la vida por nada.
Esta claro que tú quieres quedartelo y que él quiere quedarse.
Aunque ya se lo habia repetido veces y ella insistia en ignorarle a favor de sus dudas y sus paranoias, como siempre, la chica se habia sumido en sus propios pensamientos mientras su mirada se encontraba clavada en aquel matojo desordenado de pelos demoniacos llenos de maldad. El shinobi la imitó posando sus dos ojos sobre el can en un sentido metaforico, no literal. Dentro del nido de dudas que tenia la peliazul en la mente habia un gran foco de claridad sobre una cosa en concreto, Nabi no se iba a quedar con ese bicho. Por el bien de ambos, bastante tenia consigo mismo como para tener una bola de pelo de la que ocuparse.
Finalmente, el bicho acabó de comer y vino a restregarse contra la joven kunoichi. A lo que, incomprensiblemente, la chica respondió cogiendolo en brazos y dandole mimos. El Uchiha se limitó a observarlo todo con una expresión neutra, como siempre solia tener. Sus ojos azabaches reflejaban la profunda reflexión que estaba sufriendo en sus adentros en busqueda de las palabras exactas con las que acabar de convencer a la peliazul, dado que aún estaba indecisa. Era facil deducirlo de su postura, de sus movimientos y de que le acababa de preguntar si de verdad se lo podia quedar.
No es un deber, Eri, si quieres quedatelo, sino ya buscaremos un lugar donde se pueda quedar.
Despues la muchacha se fue directa a la comida y sin limpiarse las manos de tocar al chucho sirvió dos platos de sopa que plantó en la mesa que habia frente Nabi. Habia traido los platos y la bebida pero ni cubiertos ni vasos. El shinobi no le diria nada, ya se daria cuenta, además no tenia ninguna prisa en probar la sopa, estaba echando más humo que su rubia cabeza cuando pensaba de más. Entonces, COMO SIEMPRE, la peliazul se hizo sangre en el labio, no es que fuera algo habitual, es que era casi dia a dia para él. Suspiró dispuesto a decirle algo al respecto, pero entonces la kunoichi saltó con algo que sorprendió al rubio.
¿Qué tengo?
Se giraria y se tocaria como podia la espalda, pensando que era que tenia un bicho o una mancha o algo así, pero lo único que encontraria era un tacto conocido para él. El simbolo de su clan. En sus labios se dibujo una media sonrisa nostalgica, llevaba tanto tiempo sin verla ni tocarla, que se habia olvidado de aquella cicatriz por completo.
Es una cicatriz.
Y eso era. Más claro, sopa de pollo.
Esta claro que tú quieres quedartelo y que él quiere quedarse.
Aunque ya se lo habia repetido veces y ella insistia en ignorarle a favor de sus dudas y sus paranoias, como siempre, la chica se habia sumido en sus propios pensamientos mientras su mirada se encontraba clavada en aquel matojo desordenado de pelos demoniacos llenos de maldad. El shinobi la imitó posando sus dos ojos sobre el can en un sentido metaforico, no literal. Dentro del nido de dudas que tenia la peliazul en la mente habia un gran foco de claridad sobre una cosa en concreto, Nabi no se iba a quedar con ese bicho. Por el bien de ambos, bastante tenia consigo mismo como para tener una bola de pelo de la que ocuparse.
Finalmente, el bicho acabó de comer y vino a restregarse contra la joven kunoichi. A lo que, incomprensiblemente, la chica respondió cogiendolo en brazos y dandole mimos. El Uchiha se limitó a observarlo todo con una expresión neutra, como siempre solia tener. Sus ojos azabaches reflejaban la profunda reflexión que estaba sufriendo en sus adentros en busqueda de las palabras exactas con las que acabar de convencer a la peliazul, dado que aún estaba indecisa. Era facil deducirlo de su postura, de sus movimientos y de que le acababa de preguntar si de verdad se lo podia quedar.
No es un deber, Eri, si quieres quedatelo, sino ya buscaremos un lugar donde se pueda quedar.
Despues la muchacha se fue directa a la comida y sin limpiarse las manos de tocar al chucho sirvió dos platos de sopa que plantó en la mesa que habia frente Nabi. Habia traido los platos y la bebida pero ni cubiertos ni vasos. El shinobi no le diria nada, ya se daria cuenta, además no tenia ninguna prisa en probar la sopa, estaba echando más humo que su rubia cabeza cuando pensaba de más. Entonces, COMO SIEMPRE, la peliazul se hizo sangre en el labio, no es que fuera algo habitual, es que era casi dia a dia para él. Suspiró dispuesto a decirle algo al respecto, pero entonces la kunoichi saltó con algo que sorprendió al rubio.
¿Qué tengo?
Se giraria y se tocaria como podia la espalda, pensando que era que tenia un bicho o una mancha o algo así, pero lo único que encontraria era un tacto conocido para él. El simbolo de su clan. En sus labios se dibujo una media sonrisa nostalgica, llevaba tanto tiempo sin verla ni tocarla, que se habia olvidado de aquella cicatriz por completo.
Es una cicatriz.
Y eso era. Más claro, sopa de pollo.
—Nabi—