17/08/2018, 17:30
(Última modificación: 17/08/2018, 17:32 por Aotsuki Ayame.)
—Sé la verdad, Ayame. Sé que le echas cebolla a la salsa carbonara. ¿Por qué haces eso? Si te parece poco con el bacon y el queso, pues echale más bacon, pero ¿cebolla? ¿Eres una espía de Kusagakure? Porque no hay otra explicación.
Ayame no daba crédito a lo que estaba escuchando. Aquel ninja de Uzushiogakure debía de estar loco, loco de remate, no había otra explicación para la sarta de tonterías que estaba saliendo de sus labios. Indecisa, y por primera vez replanteándose la idea de dejarle aquel hueco que tan fervientemente decía que era suyo y huir de la escena, ladeó la cabeza hacia un lado.
—Bueno... sí... me gusta la cebolla y se la echo a la carbonara... —murmuró, casi temiendo que en cualquier momento se le echara encima por lo que parecía ser una terrible afrenta hacia él—. ¿Pero qué tendrá que ver eso con ser una espía de Kusagakure? ¿Y como es que sabes eso de m...?
No llegó a completar la frase, porque los engranajes de su cerebro encajaron entre sí.
«Ese condenado Uchiha... ¿Qué narices le habrá contado?»
Y es que el tema de la cebolla y la carbonara había surgido un año atrás, cuando Ayame había interrumpido su escarceo amoroso con Aiko cuando acudió a su ayuda buscando uno de aquellos vegetales. Cuando había comenzado toda aquella historia absurda de venganza...
Ayame no daba crédito a lo que estaba escuchando. Aquel ninja de Uzushiogakure debía de estar loco, loco de remate, no había otra explicación para la sarta de tonterías que estaba saliendo de sus labios. Indecisa, y por primera vez replanteándose la idea de dejarle aquel hueco que tan fervientemente decía que era suyo y huir de la escena, ladeó la cabeza hacia un lado.
—Bueno... sí... me gusta la cebolla y se la echo a la carbonara... —murmuró, casi temiendo que en cualquier momento se le echara encima por lo que parecía ser una terrible afrenta hacia él—. ¿Pero qué tendrá que ver eso con ser una espía de Kusagakure? ¿Y como es que sabes eso de m...?
No llegó a completar la frase, porque los engranajes de su cerebro encajaron entre sí.
«Ese condenado Uchiha... ¿Qué narices le habrá contado?»
Y es que el tema de la cebolla y la carbonara había surgido un año atrás, cuando Ayame había interrumpido su escarceo amoroso con Aiko cuando acudió a su ayuda buscando uno de aquellos vegetales. Cuando había comenzado toda aquella historia absurda de venganza...