18/08/2018, 21:03
Tres pasos. Cuatro. Luego una zancada que rompió cualquier distancia de seguridad y puso a Umikiba Kaido frente a su enemigo.
—Que c-ómo... ¡¿que cómo pude?! —el brazo derecho del tiburón de alzó como un martillo y apuntaló a la cara de Datsue en un arco descendente—. ¡¿quién fue el que empezó a regar falsos rumores por ahí de mí, eh?! ¿quién? —bam, bam, bam; otros dos puñetazos, uno al torso y el último a la barbilla. Había aprendido bien de la euforia de shenfu Kano cuando quería animarse a dar porrazos a su oponente—. ¡tú, cabrón!
—Que c-ómo... ¡¿que cómo pude?! —el brazo derecho del tiburón de alzó como un martillo y apuntaló a la cara de Datsue en un arco descendente—. ¡¿quién fue el que empezó a regar falsos rumores por ahí de mí, eh?! ¿quién? —bam, bam, bam; otros dos puñetazos, uno al torso y el último a la barbilla. Había aprendido bien de la euforia de shenfu Kano cuando quería animarse a dar porrazos a su oponente—. ¡tú, cabrón!