24/08/2018, 03:08
El primer reprobado lo había tumbado más que aquella derrota en el torneo, sin embargo el segundo poco lo impactó. Fue como si se lo esperase, como si su capa de confianza no se construyó por esta si no como una protección ante el posible fracaso. Tenía que seguir el examen, eso estaba claro, pero sus posibilidades ya eran nulas.
Recluido en su sala de espera Karamaru seguía pensando en aquella cosa que ese segundo reprobado le hizo cambiar. Ya no tenía nada que demostrar, demostró ser un fracaso por tercera ocasión y eso daba todo por sentado. Ya sabía que no iba a volver al templo en esas condiciones, que probablemente nunca cambiasen, y peor aún ya no le importaba. Los dos primeros golpes lo metieron en la depresión, el tercero en la resignación.
No le importaba qué era de sus compañeros de generación, la idea de ser superior a ellos se había desvanecido de su cabeza. Su mente vagaba en la nada, pensando cosas básicas y sin dar tantas vueltas como días o meses atrás hacía. Se mostraba serio, sí, pero ansioso también; sin querer hacer nada, pero esperando algo.
— Cuarto y último combate, Eikyu Juro de Kusagakure contra Habaki Karamaru de Amegakure
— Ese soy yo.
Tomó un profundo respiro y se levantó de su asiento camino al terreno de combate. El nombre no lo recordaba, pero la figura era de no olvidar. No tanto por la persona, no tanto por la conversación, ni su encuentro, ni la pelea en particular, si no por esa figura.
Desde que lo vio no pudo borrar la media sonrisa de su rostro y caminó a paso lento recordando aquella vez, lo poco que podía al menos.
— ¿Sigues con la madera de tu hermana?— se pasó la mano por la cara rascándose un ojo antes de hablar, el mentón después, convirtiendo su media sonrisa en una completa.
Suponía que había tenido suerte, que conocía a su rival, que algo recordaba. Veneno, esa era la palabra que había llenado su mente en su corta estadio en aquel ring de combate.
Recluido en su sala de espera Karamaru seguía pensando en aquella cosa que ese segundo reprobado le hizo cambiar. Ya no tenía nada que demostrar, demostró ser un fracaso por tercera ocasión y eso daba todo por sentado. Ya sabía que no iba a volver al templo en esas condiciones, que probablemente nunca cambiasen, y peor aún ya no le importaba. Los dos primeros golpes lo metieron en la depresión, el tercero en la resignación.
No le importaba qué era de sus compañeros de generación, la idea de ser superior a ellos se había desvanecido de su cabeza. Su mente vagaba en la nada, pensando cosas básicas y sin dar tantas vueltas como días o meses atrás hacía. Se mostraba serio, sí, pero ansioso también; sin querer hacer nada, pero esperando algo.
— Cuarto y último combate, Eikyu Juro de Kusagakure contra Habaki Karamaru de Amegakure
— Ese soy yo.
Tomó un profundo respiro y se levantó de su asiento camino al terreno de combate. El nombre no lo recordaba, pero la figura era de no olvidar. No tanto por la persona, no tanto por la conversación, ni su encuentro, ni la pelea en particular, si no por esa figura.
Desde que lo vio no pudo borrar la media sonrisa de su rostro y caminó a paso lento recordando aquella vez, lo poco que podía al menos.
— ¿Sigues con la madera de tu hermana?— se pasó la mano por la cara rascándose un ojo antes de hablar, el mentón después, convirtiendo su media sonrisa en una completa.
Suponía que había tenido suerte, que conocía a su rival, que algo recordaba. Veneno, esa era la palabra que había llenado su mente en su corta estadio en aquel ring de combate.
Estado de Karamaru
–
–
180/180
120/120
Daños Causados:
Estados Adicionales:
Acciones Ocultas:
0
–Estados Adicionales:
— — —
–Acciones Ocultas:
0
–
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘