25/08/2018, 19:13
Miraba a Daruu fijamente, mientras él mencionaba que debería estar feliz por el contrincante que le había tocado, ella quiso taparse parcialmente los ojos con su mano derecha, claramente abochornada por lo que había hecho Datsue. No podía culparle, ya que su mayor objetivo en la vida parecía ser que todo el mundo le recordase —aunque no de la mejor manera posible, la verdad—, pero tampoco podía negarle a Daruu que yendo así parecías un mono de feria.
Sin embargo ella no le contestó, o mejor dicho, no le dio tiempo; pues el Amedama había comenzado a correr derecho hacia la pelirroja, y chilló:
—¡Suiton: Teppōdama!
Pero Eri no se quedó quieta, y justo antes de que él chillase, ella había comenzado a correr hacia su derecha para intentar evitar el ataque del amejin. Cerró su mano izquierda en un puño de donde comenzaron a salir pequeñas chispas, y, cuando la abrió de nuevo; de ella emergió una bestia —parecida a un lobo— que se dirigía directo hacia Daruu.
Sin embargo ella no le contestó, o mejor dicho, no le dio tiempo; pues el Amedama había comenzado a correr derecho hacia la pelirroja, y chilló:
—¡Suiton: Teppōdama!
Pero Eri no se quedó quieta, y justo antes de que él chillase, ella había comenzado a correr hacia su derecha para intentar evitar el ataque del amejin. Cerró su mano izquierda en un puño de donde comenzaron a salir pequeñas chispas, y, cuando la abrió de nuevo; de ella emergió una bestia —parecida a un lobo— que se dirigía directo hacia Daruu.